El fútbol siempre te da una revancha. Es frase de hombres de fútbol pero con más verdad que otras muchas vacías y sin sentido. Esta lo tiene. La jugada ante Neuer en la Supercopa de Europa la tendrá posiblemente presente siempre En-Nesyri en la cabeza. Pero si no compensa lo hecho por el marroquí ante el Levante, sí que endulza el mal sabor de boca de aquella noche de Budapest. El delantero logró un buenísimo tanto que dio los tres puntos en un partido cerrado, complicado, en el que dos puntos parecían marcharse. El pase lo dio Navas, como siempre, pero En-Nesyri hizo de lo que es, delantero centro. Lo necesitaba el marroquí, lo necesitaba el Sevilla.
Fue un partido duro, no sucio, sino duro porque el Levante defendió bien, se amarró bien, y puso las cosas muy complicadas a los de Lopetegui, que más allá de los fallos puntuales y propios de la primera mitad, completó de nuevo un encuentro monologuista, sobre todo en la segunda mitad, en la que mandó, no con muchas ocasiones, pero en la que no permitió nada a los de Paco López.
Por eso, porque el Sevilla fue, insistió y buscó la victoria siempre, el gol hizo justicia al esfuerzo nervionense, aunque puede que no al buen trabajo defensivo del Levante. El caso es que el tanto, el buen tanto, dio la victoria al equipo hispalense, que firma un seis de seis, dos victorias de dos en el inicio de LaLiga y permite que luzcan sus virtudes, con una por encima del resto, la fe.
El Sevilla fue en la primera parte el Sevilla pero solo a medias. Presionó con intensidad, jugó con sentido, combinó con las bandas, tuvo sus ocasiones aunque faltara precisión en los últimos metros. Pero en algunos aspectos el Sevilla no fue el Sevilla, porque el equipo de Lopetegui regaló algunas ocasiones de forma inoportuna. Fallos en la salida de la pelota de Diego Carlos, Koundé y Jordán, sobre todo del primero, regalaron al Levante un par de ocasiones realmente claras que no aprovecharon los valencianos. También regaló el conjunto granota una clara oportunidad a Ocampos nada más arrancar el encuentro, pero el argentino se topó con Aitor.
Sin Banega, este conjunto nervionense sí que cambia algunas cosas. Se encuentra cómodo presionando muy alto y muy intenso, quizás más que sacando la pelota, tarea para que la asume la responsabilidad en primer lugar Jordán, que es que el intenta hacer 'de Banega' en el primer pase que sobrepase líneas. Rakitic se escalona más arriba, y debe ser el futbolista que remate o que dé el pase definitivo, aunque aún anda falto de finura física. Y luego sigue teniendo mucho peso en el juego ofensivo el papel de los laterales, con la merma en este caso ante el Levante de la falta de precisión, sobre todo en el caso de Escudero.
Son matices de un Sevilla que eso sí mantiene un ritmo, una inercia de juego y un dinamismo que ha ganado incluso enteros con el Sevilla de la pasada Liga.
Pero con eso no basta. Entre esos matices, no parece que el conjunto de Lopetegui haya ganado en esa precisión, en esa concreción que echó tanto en falta la pasada campaña. El dominio abrumador sevillista de la segunda mitad, por ejemplo, en el que dominó, en el que no concedió prácticamente nada al Levante, apenas se tradujo en ocasiones, en oportunidades. El Levante se defendió bien, con mucha gente detrás, pero nadie en las filas sevillistas pudo abrir la lata. Es más, los cambios de Lopetegui, Suso primero, En-Nesyri y Óliver después, Óscar y el Mudo al final, frenaron al equipo más que mejorarlo en el juego. Perdió continuidad y ritmo, y eso benefició al Levante, que cogió más aire y cortocircuitó el ataque hispalense.
Pero el Sevilla va y va, aunque a veces con más errores de la cuenta. Pero va. Aunque sin claridad ni brillantez, perseveró el conjunto sevillista en ataque, hasta llegar y pelear hasta el último minuto, como siempre. Y ahí el fútbol le dio la oportunidad a Youssef En-Nesyri de redimirse. Sí, el fallo de Budapest pudo costarle el título, pero el marroquí dio este jueves tres puntos con un cabezado descomunal. Fue otra vez un centro de Jesús Navas, cómo no. Pero el mérito fue el del cabezazo del africano, que metió la cabeza entre tres defensores y colocarla imposible para Aitor.
sa