El pasado 6 de julio visitaba Nervión el SD Éibar, en un partido clave para que el Sevilla FC se fuera acercando hacia el objetivo de entrar en la Liga de Campeones… y fundamental para el futuro de la portería del equipo blanquirrojo. Un gol de Ocampos daba la victoria momentánea a los locales, los armeros asediaban y en una acción desafortunada la rodilla de Tomas Vaclik hizo ‘crack’ tras chocar con Kike García. La jugada acabó por cambiar el futuro del checo, y también de Yassine Bono.
Hasta entonces, el marroquí pasaba sin pena ni gloria por el Sevilla, jugando los partidos menos importantes, con actuaciones no muy confiables, y con el recuerdo del gol que ‘se tragó’ en la vuelta ante el Cluj y que felizmente fue anulado por el árbitro por una mano previa. De haber entrado, se habría acabado el sueño de la Europa League de forma prematura.
Han pasado ya más de 100 días desde entonces -serán 110 cuando el Éibar vuelva al Sánchez-Pizjuán- y el checo no ha vuelto a jugar un minuto oficial con el Sevilla tras dos años como titular indiscutible, en los que disputó 86 partidos. Ahora, lleva ya 14 sin contar para Lopetegui, estando sólo en cuatro de ellos lesionado.
Ocampos salvó el remate de Dmitrovic in extremis y los tres puntos de aquel partido, y desde entonces es Bono el que se dedica a las paradas milagrosas. Curiosamente, uno de los partidos más importantes de su carrera lo vio íntegro desde el banquillo.
Bono estuvo francamente bien el tramo final de LaLiga Santander, pero se destapó en la Europa League, con intervenciones importantes en prácticamente todos los cuatro partidos que se disputaron en Alemania. El Sevilla le fichó tras expirar su cesión y sigue siendo el portero titular, habiendo encajado nueve goles en 14 partidos desde entonces.
Las circunstancias del fútbol han hecho que un partido en el que no disputó ningún minuto cambiara su vida deportiva, y que una valiente intervención con el tiempo prácticamente cumplido relegara a Vaclik al banquillo. Tras el verano, la circunstancia también cambia en lo contractual, pues Bono -de 29 años- firmó por tres temporadas y acaba su contrato en 2024, mientras que el checo -con 31 años- ha entrado en su última campaña de contrato, que expira el 30 de junio de 2021, y de momento no hay novedades sobre una posible renovación.