La religión de la casta y el coraje

Quizás era la victoria que necesitaba el Sevilla. Esa victoria épica, esa victoria que rellena el recipiente del ánimo, esa victoria que sube la moral, esa victoria que recupera, esa victoria que te saca de crisis, esa victoria labrada con orgullo, casta y coraje, y concentración y fe. El Sevilla ha firmado un triunfo que vale tanto por lo que es como por lo que significa.

Lo que es: un puñadito de euros, tres puntos que mantienen la pugna con el Chelsea en el coliderato del grupo, un margen que encarrila bastante la clasificación para los octavos de final, y un colchón que dará tranquilidad en la segunda vuelta de la liguilla de la fase de grupos.

Lo que significa: confianza para seguir trabajando en una buena línea a pesar de los malos resultados recientes, seguridad y tranquilidad en plena crisis liguera, orgullo por la entrega y por el trabajo realizado en un partido que se puso varias veces cuesta arriba.

No es una victoria más en la Champions. Fue una victoria emotiva, que quizás venga mejor al Sevilla a pesar del cansancio de las piernas que un hipotético triunfo cómodo que hubiera podido lograr en un encuentro con las circunstancias más de cara.

El conjunto nervionense tiró de orgullo, de casta y coraje, para dar la vuelta a un 0-2, y hacerlo además con diez jugadores por la expulsión de Jesús Navas. Cuando parecía que el suelo se hundía debajo de las botas de los sevillistas, resurgió el conjunto de Lopetegui, que quiso darle la vuelta como un calcetín al partido y, si el sábado pasado asumía los fallos en los cambios, este miércoles se anota una medalla porque las incorporaciones al equipo fueron decisivas. Quitó a Koundé y Escudero y metió a Óscar y Acuña, y ya en la segunda parte a En-Nesyry y Fernando (Rekik debutó en los últimos minutos).

En esta remontada de méritos compartidos en cuanto a entrega y coraje, en cuanto sacrificio y fe, hay que destacar con justicia algunos nombres para bien. Diego Carlos quizás haya dejado de brillar al lado de la estrella de Koundé, pero lo cierto es que el brasileño, internacional ya, es regular, es fiable y ante el Krasnodar asumió en sus hombros el peso de la defensa. Espectacular tapando el costado de derecho ante las subidas de Ocampos en la segunda mitad.

Ocampos precisamente fue otro de los que dio el 200%. No encuentra el gol, y eso le pesa, pero su segunda mitad, su despliegue y compromiso como lateral derecho ante la ausencia de Navas, llegando, defendiendo, peleando, poniendo balones de gol, fue espectacular. Vaya derroche.

El 'regreso' de Iván Rakitic

Iván Rakitic fue el que al filo de la primera mitad acortó distancias. Llegó, jugó, distribuyó y alentó. Se le vio bien y marcó un gol y casi un segundo. Si este partido es punto de inflexión, el Sevilla gana a una estrella de grandes dimensiones. Todos sabemos que lo es, la cuestión es cuando empieza a aparecer. Jugó con mucho criterio incluso cuando el partido estaba cuesta arriba.

Y luego el que se llevará más titulares, merecidos. Porque En-Nesyri salió al campo y con sus dos goles materializó la remontada. El marroquí hizo buena una generosa presión de De Jong para empatar y luego aprovechó una buena falta de Rakitic para hacer el tercero. Además, su derroche físico maquilló la inferioridad numérica.

Porque el Sevilla se había ido al descanso con 10 jugadores por una expulsión de Navas y con 1-2. La primera parte fue tremendamente cruel para el equipo nervionense. La primera llegada fue falta de Koundé con espectacular gol de falta de Suleymanov. Prácticamente la siguiente de nuevo el francés hizo penalti sobre Berg y este hizo el segundo. La tercera llegada fue de nuevo castigada con la roja a Navas. Esas llegadas, contadas, se produjeron por una mezcla de mala fortuna, rebotes y desajustes, y ahí es donde debe poner la atención el Sevilla. Cuando falla su seguridad defensiva, se hace vulnerable, muy vulnerable, a un equipo que no debería tirar de épica para llevarse este tipo de partidos, sobre todo cuando es notablemente mejor que el rival.

Pero dada la situación, el momento, las circunstancias, bienvenida sea la épica para confirmar que la fe, la casta y el coraje es el mejor plan que puede ejecutar este Sevilla. Con ellas es casi invencible.