El Sevilla FC se marchaba al descanso y se tenía que frotar los ojos. De estar dándole un baño al Krasnodar a ir perdiendo -podía ser peor- y quedarse con un jugador menos. No uno cualquiera, sino su corazón, Jesús Navas. Todo lo que podía salir mal había salido peor al intermedio. Un guion firmado por el mismísimo Benny Hill por lo estrambótico, porque de gracioso no tenía un pelo.
Antes ya había avisado de su lema el equipo nervionense. Nunca se rinde. Y nunca es nunca. Especialmente desde que llegara Julen Lopetegui al banquillo, que sólo ha perdido una vez por más de un gol en su trayectoria sevillista. El vasco, después de empeorar a su equipo en San Mamés con los cambios tal y como reconoció, tocó a rebato y sin media tinta alguna deshizo el plan, quitó a hombres importantes e hizo todo lo posible para desfacer el entuerto.
Era una cuestión de fe, pero también de jerarquía. ¿Quién era el Krasnodar para pegar el campanazo en Nervión? Nadie. No es fácil ganar ningún partido de Champions, y los rusos lo demostraron, pero el grande de Europa esta noche vestía de blanco y tenía sobre el césped a un jugador como Ivan Rakitic. El croata tiró del carro en el peor momento, un futbolista diferente al que merece la pena esperar, que crece en el equipo y que cuenta con la confianza del entrenador. La confianza con la que se adelantó a su defensor, giró el cuello como pocos hacen y puso a los suyos en el camino de la remontada.
Decíamos que era cuestión de fe, y por eso entró al césped Youssef En-Nesyri. El marroquí tendrá multitud de defectos como futbolista, cada cual que piense los suyos, pero tiene una gran virtud. Su fe. Una creencia en que el momento siempre llega, y a él además le llega cuando parece que ya está perdido en el pozo. Dos goles gracias a ser intenso que dieron la vuelta a un partido que nadie esperaba tan difícil.
En-Nesyri tendrá multitud de defectos como futbolista, cada cual que piense los suyos, pero tiene una gran virtud. Su fe. Y de ahí llegaron los dos goles.
Una batalla como esta le viene especialmente mal a un equipo con poca gasolina, pero también le da un respiro. Con una victoria más prácticamente está hecha su clasificación para los octavos de final, y como es un equipo que no descansa, ni siquiera en los parones ligueros debido a la cantidad de internacionales que se van, tomarse con cierta calma el tramo final de la fase de grupos será combustible para el físico del equipo.
Hay muchos que dejan de creer muy pronto. El Sevilla hizo este miércoles una demostración de fe. Un equipo que se merece el beneficio de la duda, al menos hasta el momento, al igual que los señalados Rakitic y Lopetegui. Crean en ellos, en todos, no siempre ganan, pero nunca se rinden.