Ganar. Ese era el único objetivo del Sevilla FC este sábado en el partido ante el CA Osasuna. Únicamente ese, ganar sí o sí. Ni jugar bonito, ni guardar la ropa para otros días, ni mantener la portería a cero ni conseguir una renta que le permitiera un partido cómodo ante el conjunto navavrro, si es que eso existe.
Los rojillos llevan 14 años sin ganar en Nervión, pero no se recuerda a los pamplonicas rendidos a pesar de la recurrente derrota. Sucedió el pasado ejercicio, en el último día en el que la afición pudo ver a los suyos sobre el césped en LaLiga y, de paso, protestar todo lo protestable y también lo que no. ADN sevillista le llaman algunos, exigencia mal entendida otros. En el término medio está siempre la virtud.
El partido ha sido feo, feísimo, de esos que habrían despertado el sonido de viento en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Sucede siempre con Osasuna, porque los rivales también tienen su ADN, su forma de ser y su exigencia, y los equipos no juegan solos. Pero como decíamos sólo hacía falta ganar. Únicamente ganar, sumar tres puntos, despejar fantasmas y comenzar a mirar LaLiga con otra cara cuando regrese el fútbol después de este inoportuno, como todos pero más aún, parón de selecciones.
Sólo hacía falta ganar. Únicamente ganar, sumar tres puntos, despejar fantasmas y comenzar a mirar LaLiga con otra cara.
Precisamente a esos partidos internacionales que no hacen sino chupar gasolina a los mejores jugadores de todos los equipos punteros iban a ir once sevillistas, pero después de lo sucedido en el césped de Nervión podría reducirse a nueve, pues el equipo acabó sin sus dos laterales titulares. Si no media lesión importante, no hay mal que por bien no venga, pensará Lopetegui, si Acuña y Jesús Navas se quedan dos semanitas en Sevilla recuperándose de sus problemas.
Jugar estos partidos ligueros a cara de perro con rivales muy intensos como Osasuna, y que cuentan con una semana de descanso teniendo en cuenta lo apretado del calendario y la exigencia de la Champions está pasando factura al Sevilla. Tanto en juego como en físico. Por eso era tan importante el esfuerzo de ganar al Krasnodar y estar a punto de encarrillar el pase. Por eso era tan importante ganar a Osasuna. Por lo civil o por lo criminal. Jugando bien, mal o regular. Pero los tres puntos ya descansan en el casillero sevillista. Ahora, a seguir ganando.