El excelente último tercio firmado por el Sevilla FC en la temporada pasada condiciona cualquier tipo de comparaciones que se lleven acabo en esta. Sobre todo teniendo en cuenta que el equipo sevillista apenas gozó de vacaciones y entrenamientos previo al arranque del curso actual. Ahora, los de Julen Lopetegui parecen haber cogido velocidad de crucero. Este análisis general bien vale para otro particular referido a Lucas Ocampos, que va de menos a más en forma física e instinto de gol. El argentino marcó ayer uno decisivo para clasificar a su equipo para las semifinales de la Copa del Rey. Y celebró el tanto con una rabia inusitada. ¿Por qué?
Hay dos razones que brotan solas. Llevaba intentándolo el Sevilla FC más de una hora ante el rocoso Almería. Pero además se trataba del segundo gol de Ocampos en jugada esta temporada. Algunas de las críticas externas referidas al Sevilla, sobre todo en momentos de dudas hace un par de meses, se centraban en el rendimiento del argentino. Pero los datos hablan por sí solos: Ocampos lleva siete goles y cuatro asistencias en 30 apariciones. A estas alturas, en el curso pasado, acumulaba sólo un gol más (ocho) y dos asistencias menos (dos).
Un paso más!!!! 👣 #WeareSevilla #NuncaTeRindas pic.twitter.com/CNQdJm3LH4
— Lucas Ocampos #UEL19/20🏆 (@Locampos15) February 2, 2021
Unas estadísticas que desactivan la memoria selectiva, la que invita a comparar ese ritmo goleador con el que tuvo en la fase final de la pasada temporada. Ocampos terminó la campaña 2019-20 con 17 goles. Ahora bien, sí existe una diferencia sutil con su rendimiento hace un año: a estas alturas sólo llevaba uno de sus ocho goles de penalti. En este curso sólo lleva dos de sus siete tantos en jugada. Ambos en la Copa para dar el pase de ronda al Sevilla FC (marcó también el decisivo en la prórroga ante el CD Leganés). La rabia al celebrar ayer su gol de cabeza está justificada. Y la comparación con la temporada pasada, debidamente matizada.