El fútbol está vivo y tiene tiempo para todo. Como bien dice el tópico, el fútbol te eleva a los altares o te manda al infierno en cuestión de segundos. Aunque parezca mentira por el momento que atraviesa desde hace meses, Bono también ha vivido ese trance en el Sevilla.
Después del partido contra el Huesca y las paradas decisivas del marroquí, es difícil creer que hace solo un año este mismo portero cometiera un fallo tremendo ante el Cluj, que estuvo a punto de dejar al Sevilla sin los octavos de final de la Europa League. El árbitro pitó mano del atacante y la cantada de Bono cimentó la dudas sobre su figura. En ese momento, el marroquí era el suplente. Además, el tremendo fallo se vio agravado por las declaraciones del jugador después del partido. "La jugada es larga, veo la mano del rival y como que me desconecto de la acción. Yo y el que estaba cerca, que no sé quién era. El jugador conduce y me sorprende después de eso. Ahí se comete el fallo y cuando lo celebran tenemos la duda de que se nos iba la eliminatoria, pero también que podía ser mano. Ahora a aprender de esos errores y a seguir luchando con todo", comentaba el meta tras el encuentro en febrero de 2020.
Poco más cabe decir sobre dicha acción. Cualquier jugador, cualquier portero probablemente no habría jugado mucho más en un equipo de la exigencia del Sevilla. Sin embargo, Bono aprovechó la oportunidad que surgió con la lesión de Vaclik ante el Éibar y, desde entonces, se ha convertido en el mejor portero del Sevilla desde que Palop se marchara del club. Hizo una Europa League sensacional con paradas a Lukaku, Rashford o Raúl Jiménez desde los 11 metros.
Para algunos puede ser apresurado, puede ser incluso arriesgado, pero el comportamiento, la seguridad y el aura que se ha generado a sí mismo Bono hacía tiempo que no se sentía en el Sevilla.
Hablar de Palop son palabras mayores en el club de Nervión. El valenciano es el mejor portero de la historia del Sevilla y se lo ganó a pulso. A Bono todavía le queda un camino para estar a la altura de Palop. No obstante, después del ahora entrenador, el marroquí es lo mejor que ha pasado bajo los palos del Sánchez-Pizjuán. Si este portero confía en su trabajo y tiene el hambre de seguir creciendo, solo tiene que mirar cómo estaba hace un año y cómo está ahora. Que se lo crea.