Un gol en el 94' puede cambiarlo absolutamente todo. Mbia enterró para siempre uno de los peores partidos en la historia moderna del Sevilla FC. Palop sepultó para los restos un golazo de Matuzalem por la escuadra haciendo el escorpión. Piqué dejó sin otra final al Sevilla hace muy poco. Y Bono, en Valladolid, ha dejado en simple gesto torcido el enfado del sevillismo con la primera parte de su equipo. Esa que iba a pagar muy cara si no llega a ser por una jugada tan rocambolesca o más que la sufrida en el Camp Nou semanas atrás.
El enfado, más o menos generalizado, era comprensible. El mal partido del Sevilla FC, en cierto modo, también. ¿Está el Sevilla cansado? Uno siempre intenta huir de los tópicos, pero es evidente que necesita un respiro. El que va a tener ahora tras 44 partidos en 24 semanas (uno cada cuatro días durante seis meses seguidos). Sin embargo, su segundo tiempo deja a ese argumento como muy pobre para explicar todo lo visto en Pucela.
A Julen Lopetegui poquísimas cosas más se le pueden pedir. Pero claro que hay lugar para críticas, faltaría más. Su planteamiento en Zorrilla no fue muy dispar a otros que sí le dieron buenos resultados lejos de Nervión: que no pase nada hasta el final, cuando el rival esté extenuado tras el interminable carrusel de pases sevillista. Pero con Navas mermado, Fernando lesionado, Gudelj cangrejeando hacia los centrales y sin brújula en el centro del campo podría haber previsto que la cosa iba a chirriar.
Es necesario recordar la diferencia entre pedir y exigir. Al Sevilla FC, tras ese maratón de partidos después de no gozar de pretemporada y haber llegado a marzo en tres competiciones, poco se le puede exigir. Pero sí pedir. Destaca Lopetegui por saber reaccionar en la pizarra a tiempo. Lo ha tenido que hacer a menudo en el último mes, lo que deja encima de la mesa otras tantas equivocaciones iniciales. Si no había chispa para ese juego asociativo extremo que acaba arrodillando a la mayoría de rivales, era menester buscar alternativas y no esperar a ir perdiendo. Opciones más aventuradas, más acorde al contexto: escenario y rival.
El Sevilla se marcha de Valladolid con el alegrón de ese punto rescatado por Bono. Vale más por la sensación de imbatibilidad que deja en el equipo que cuantitativamente. Pero también se fue de Pucela con el inevitable resquemor de haber dejado ir una victoria necesaria para ser tercero. El Sevilla se presenta a las últimas diez jornadas de LaLiga Santander haciendo la goma con el pelotón de cabeza y con ventaja cómoda respecto a sus perseguidores. Esto es, tras el bendito parón, el objetivo no puede ser otro que intentar ser tercero y que el cuarto sea el Real Madrid.
Pedir, ni mucho menos exigir. La temporada de los de Julen Lopetegui es para aplaudir en pie. Y es una lástima que ahora torne en insulsa de aquí al final simplemente aspirando a mantener lo que tiene desde hace mucho tiempo. Recordaba siempre Luis Aragonés que era en los últimos diez partidos cuando se decidía todo. Tendría el Sevilla que firmar un auténtico sainete para cederle el cuarto puesto a la Real, al Betis o al Villarreal. Con oxígeno en las piernas, sin calendario abrasador y con el Real Madrid pensando en la decimocuarta podría haber premio extra.
La machada de desbancar a los de Zidane de los tres primeros tendría premio económico y deportivo: la final de la Supercopa de España (ya que el FC Barcelona acudiría a ella como finalista de la Copa y no vía LaLiga). Por eso sentó mal en el insaciable sevillismo el primer tiempo tirado en Zorrilla, sobre todo viendo la reacción en los segundos 45 minutos. Lo que no hay es que confundir pedir con exigir, ni a cuatro exaltados con la mayoría de una hinchada que por supuesto valora lo que está haciendo el Sevilla de Lopetegui. Ese enfado torna en sonrisa orgullosa mirando hacia atrás, a toda una temporada. O temporadón.
Es que cuando te intentan robar el partido y no lo consiguen por la testiculina del Sevilla es para celebrarlo. Doy hay que ver la cara de disgusto del trencilla al acabar el partido. Debe escocer tragar tanto durante tanto tiempo...
Pero los PALANGANAS no decían que celebrar los EMPATES ERA DE CRIATURITAS? 200 MILLONES EN FICHAJES Y AHORA SI CELEBRAN UN EMPATE CON UN MAL VALLADOLID? JUAS JUAS, HIPÓCRITAS, CUIDADIN QUE EN ESTA, MISMA SITUACIÓN YA LE QUITARON EL PUESTO DE CHAMPIONS UNA VEZ, JAJAJA.