El Sevilla empató en la prolongación del partido que disputó ante el Alavés con un tanto del croata Iván Rakitic, que puso el definitivo 2-2, aunque esta reacción no evitó que el cuadro de Julen Lopetegui perdiera sus primeros puntos en casa en lo que va de temporada, después de disputar seis encuentros de LaLiga en el Sánchez-Pizjuán. Un duelo marcado por los errores y la polémica.
La primera parte terminó con un polémico penalti a favor del Alavés justo antes del descanso. Una acción en la que el colegiado Muñiz Ruiz entendió que Lucas Ocampos tocaba un balón con la mano en el área cuando formaba parte de la barrera en una falta lanzada por Toni Moya. Lo que indignó al sevillismo es la jugada previa, entendiendo que no había falta de Koundé.
Tras ese libre directo Muñiz Ruiz no señaló inicialmente el punto de penalti aunque fue avisado desde el VAR, en el que González González está al cargo. El árbitro principal incluso revisó la jugada en el monitor antes de tomar la decisión final. Decretó penalti que posteriormente transformó Joselu. Ocampos hacía gestos, sin embargo, de que la pelota la había golpeado en la cabeza.
Ya en la segunda mitad el Sevilla pidió una posible mano en el área de Tomás Pina, que el colegiado entendió que no era penalti porque, según explicaba, el centrocampista visitante tenía las manos abajo. Polémica fue también la última jugada del partido. Con el empate en el marcador, Munir disfrutó de una clara opción para lograr la machada. El ariete remató a bocajarro y Pacheco la salvó bajo la línea de gol en dos tiempos. Inmediatamente el plantel sevillista se marchó a requerirle al árbitro que ese balón había entrado, pero las imágenes de televisión tapaban al portero y no se podía dilucidar si había entrado o no. Tampoco hay en LaLiga polémica para determinar si hay gol.
Una serie de decisiones que no gustaron al plantel sevillista, que dejó latente esa indignación tras el pitido final. Al término del partido, la plantilla reclamó al unísono a Muñiz Ruiz sus decisiones. Una actitud que no gustó al colegiado, de ahí que repartiera varias amarillas. Julen Lopetegui, para evitar males mayores, vio esa disputa y se marchó corriendo para separar a sus jugadores.
Si namás hay que verles las caras a esos impresentables de si se le puede llamar arbitros como duele ver al Sevilla hay arriba VAMOS CAMPEÓN!!!
Esto es indignante al manos no poder, después van los Casemiro,Busquets o los Suárez y ni los amonestan.este es el mismísimo ejemplo que le dan alas categorías inferiores a entender como se mueve esto.
La federación le tiene tomada la matricula a Lopetegui y a los jugadores del Sevilla no saben perder y solo piden expulsiones, penaltis y tarjetas a los jugadores del equipo rival, estas palabras las ha dicho Bordalas el entrenador del Valencia cuando estaba en el Getafe