En el mismo sitio y casi a la misma hora. El Sevilla FC volvió a perder en el Santiago Bernabéu. Fue valeroso, atrevido y valiente. Aguerrido, pragmático y resolutivo. Acarició, rozó y hasta paladeó lo imposible... pero a veces en la capital ni siquiera el 110% es suficiente. Juegas contra todo, contra todos, hasta contra ti mismo. Se repitió la historia. Se repitió el resultado, los errores propios y hasta la polémica. Una maldición casi imposible de liberar y que dura ya tres lustros. ¿Lo mejor? Cada vez queda menos para romperla...
Salió valiente el Sevilla. Como en las citas grandes. Sin importarle el de enfrente, mirando a los ojos al rival, habitando en campo propio e intimidándolo con una presión alta. El escenario parecía ser un mero decorado, con un Real Madrid endeble y bailando tras la pelota al ritmo que marcaba el protagonismo visitante. Los papeles se cambiaron y esta vez los merengues vagaban empequeñecidos a merced de lo que proponía el Sevilla. Cuestión de fe, quizás, o de principios pero la imagen era muy dispar, en el sentido positivo, a la de antaño. Y esto del fútbol de vez en cuando hace justicia, véase el gol de Rafa Mir.
Estaba ahí el gran golpe. El puntapié al mentón del rival que desgranaba el 'aquí estoy yo'. LaLiga tambaleaba y el Sevilla se colocaba líder... pero '90 minuti en el Santiago Bernabéu son molto longo'. Será la mística del escenario, la utopía de la hazaña o los condicionantes (llámese también obstáculos, polémica, conspiraciones...) que implican que el Real Madrid pueda perder un partido. En casa. Con LaLiga en juego y sin polémica. Sonrisa pícara. Pero la realidad del fútbol son los resultados y la visita a la capital otra vez se le atragantó al Sevilla. Un mal fario inacabable que perdura desde 2008, lo que lleva sin ganar en territorio hostil. Casi tres lustros. Desde entonces acumulan 14 derrotas en 15 visitas.
El primer pulso de grandeza en el Santiago Bernabéu trasladó al Real Madrid a una montaña rusa de sensaciones. De la impotencia, maniatado por un Sevilla que exhibió criterio, al impulso por la resurrección provocada desde un error de Bono que le levantó de la lona y culminada por un gol para enmarcar de Vinícius más una parada que da puntos de Thibaut Courtois. Los dos grandes referentes actuales del líder de LaLiga.
Otra vez volvió el Sevilla a tropezar. Dos años seguidos sumando puntos parecía era fantasear demasiado. No por sus merecimientos, sino por los condicionantes que se lo impiden. En el mismo sitio, casi a la misma hora... y ante lo imposible de luchar contra el que busca protagonismo, con alguna que otra cartulina obviada y quien sabe si un penalti que bien habría cambiado la película. Aun así eso no exime al Sevilla de su 'culpa' y de algún que otro error evitable. Pero la herida no fue tan dolorosa como antaño. El Sevilla demostró ser valiente, mejor que el Real Madrid en muchas fases de partido y competitivo, que se dice pronto viendo los precedentes. Argumentos como para que su aficionado se sienta orgulloso por lo mostrado. Porque este Sevilla ya no es tan indoloro ante los grandes. El premio se resiste pero está más cerca. Al final, el tiempo es irrefutable. Ya queda un día menos para ganar allí...