Cuando vienen mal dadas hay poco que hacer. Eso es lo que le está pasando al Sevilla FC, que con esto de las bajas se está convirtiendo en perro flaco al que todo se le vuelven pulgas. Lo sucedido en Valencia antes del partido ante el equipo che ya roza el surrealismo, y es que ni Julen Lopetegui ni Ludwig Augustinsson se han desplazado a Mestalla y se han tenido que quedar en el hotel de concentración.
Según ha publicado el club a través de sus medios oficiales, tanto el entrenador vasco como el lateral izquierdo sueco han presentado síntomas asociados al Covid-19, aunque ambos han dado negativos en las pruebas de detección de antígenos.
Así las cosas, el club ha decidido que ninguno de los dos se una a la expedición, por lo que el Sevilla estará dirigido en Mestalla por Pablo Sanz y contará únicamente con tres jugadores profesionales en el banquillo: Joan Jordán, Idrissi y Tecatito Corona.
Bajas de última hora. Julen Lopetegui y Augustinsson presentan una indisposición. Los tests rápidos de detección de antígenos realizados a ambos no muestran aún resultado positivo. Pablo Sanz dirigirá al Sevilla en el banquillo de Mestalla.
— Sevilla Fútbol Club (@SevillaFC) January 19, 2022
En total, el Sevilla presenta 11 bajas para el partido de Valencia. Bono, En-Nesyri y Munir están con Marruecos en la Copa de África; Suso, Erik Lamela y Jesús Navas están lesionados de larga duración; Dmitrovic no ha dado negativo aún tras contraer el Covid-19; Delaney y Koundé se han quedado en Sevilla por lesión, mientras que Gudelj ha salido de la convocatoria por motivos desconocidos y ni siquiera viajó a Valencia; y ahora hay que sumar la baja de Augustinsson. Toda una plaga que amenaza al segundo clasificado, un equipo que de ganar este miércoles en Mestalla se pondría a dos puntos del Real Madrid, el actual líder de LaLiga Santander.
Estamos listos. Hoy no nos va a ir bien, creo yo. Sin entrenador, sin portero de garantias, lo veo muy crudo, porque los jugadores valencianistas tiran con acierto a puerta y aprovecharán la situación para fusilar al portero que salga, que no será uno de los dos tituñares.