El Sevilla se había caracterizado en los últimos partidos por inquietar poco o nada la portería rival. El choque ante el Barcelona o el encuentro frente al West Ham ofrecieron una versión muy pobre del Sevilla en ataque. Pocos o ningún tiro a puerta y la sensación de que le equipo estaba contenido.
Sin embargo, ese perfil ofensivo del Sevilla cambió contra el Granada. El cuadro de Lopetegui se abrió, marcó cuatro goles y lo hizo en un partido bueno ofensivamente. El Sevilla consiguió generar varias ocasiones de gol. Para algunos, ese resultado vendría porque el equipo jugó más abierto, que lo hizo, y para otros porque el banquillo del Sevilla por fin tenía alternativas para hacer cambios ofensivos.
Contra el Granada, los de Nervión ofrecieron un buen abanico de ocasiones. En total, 16 remates, ocho entre los tres palos y 14 saques de esquina. Con un ataque formado por Ocampos, 'Tecatito' Martial y En-Nesyri, en el banquillo sí había soluciones para cambiar de sistema o dar otro aire al equipo.
Lopetegui dio entrada a Rafa Mir, Erik Lamela, Papu Gómez y dejó sin minutos a otro atacante como Munir. Además, metió en el campo a Gudelj y Óliver Torres. En definitiva, hacía mucho tiempo que el entrenador no contaba con cuatro hombres de vocación ofensiva para dar un giro al partido si era necesario.
Guste o no, mirar al banquillo y ver soluciones reales para cambiar el rumbo del partido es un plus que el Sevilla no ha tenido en muchos encuentros de la temporada.