Indoloro. En un atasco perenne. Prácticamente inofensivo. Un punzón con la punta de plástico. Aquel juguete con el que los niños trataban de pelear y hacerse fuertes, pero claro. No siempre la maldad es suficiente. También hay que tener acierto, y criterio, en la batalla. Algo de lo que carece a día de hoy este Sevilla FC. Como si se le hubiera olvidado ganar. Y es que caminar sobre el alambre tiene estas cosas. Puerta grande o enfermería. La épica del final o la desazón parcial. Pero si algo no está para ti...
Este Sevilla deambula con la impotente sensación de tener entre las manos un arma muy peligrosa, poderosísima, con argumentos para hacer daño y herir al rival... pero sus intentos caen en vano cada vez que intenta golpear. Una capacidad, la de convertir gol, que debería ir intrínseca en un equipo al que se le presuponen altas cotas. Y así difícilmente lo logrará.
Porque la actitud no se le podrá negar. Es innegable su ímpetu. Eso en este equipo no se negocia. Jamás. Se vio un Sevilla atrevido al inicio, adelantando las líneas de presión e incomodando mucho la salida de balón del Valladolid. Por momentos a un ritmo vertiginoso. Con un Papu Gómez inspiradísimo. Bailando tras el punta. Con Erik Lamela y Montiel asociándose a las mil maravillas. Y con un rival, el pucelano, que andaba desesperado y prácticamente sin superar el centro del campo, pero en el sometimiento no se debe tener piedad. Y el apremio sevillista se marchitó tras el paso por vestuarios.
Algo no funciona arriba. Será la falta de ritmo, cierto déficit de confianza o simplemente una mala racha. Incluso puede llegar a ser mala suerte. Quién sabe. Porque los buenos difícilmente se olvidan de marcar. Errores groseros a la hora de definir, decisiones complicadas de comprender y goles cantados que antes valían por dos. Ahora no entra nada.
Dos datos. Después de Real Madrid y FC Barcelona, el Sevilla es el que más posesión tiene de LaLiga en el último año. Y por contra, el que más pases necesita para acercarse disparar a portería rival. Una superioridad que no se traduce en números. Un bagaje desolador. Dieciocho tiros hizo el Sevilla ante el Valladolid. 18. Y tuvo que ser Asenjo el que, anticipándose a las Navidades, brindó al equipo hispalense un regalo difícil de rechazar. Es decir, que el golpe pudo ser aún peor...
En cualquier caso, y por muy poco que digan las sensaciones, en esto del fútbol no se puede dictar sentencia tan pronto. Sería necio quien dude de este Sevilla. Muy injusto. Pero igual sí que haga falta un clic. Los pitos del Sánchez-Pizjuán lo reclaman. Dejar atrás tanta previsibilidad, ser más móviles o incluso mover el árbol. Un cambio. Lo que sea. Igual es que a la plantilla aún le faltan cosas. El delantero que todos anhelan. Es pronto, claro, pero ese uno de seis no es halagüeño. Desde luego que no. Tiempo hay para arreglarlo.
Lo de la punta de plástico lo entiendo pero ¿lo del punzón? Ah ya por Asenjo
Este año se juega el Descenso con el CÁDIZ Y EL GERONA SI O SI, LOS NOMBRES DE LOS CENTRALES QUE DECÍA EL RATÓN DONDE ESTÁN? ESTARÍA SOÑANDO JUASJUASJUAS, TODAVÍA SUENA FALI DEL CÁDIZ, JAJAJA, Y LOS ASIENTOS COLOR AZAFRÁN Y TODO EL MUNDO PENDIENTE DE LA ESCALERILLAS PISCINAS FC. MARTIALLLLLLL
Huele a segundazo cristobalitos, ya lo vengo diciendo hace tiempo, azote, ratón y fariseos mandarme un saludo y el luisito también 🤡🥁🎺