Así no

“Enhorabuena a mi club, al Sevilla FC, porque es capaz de hacer este tipo de acto en cualquier momento, ponderando por encima de todo la historia que el presente. Demostramos otra vez que la gente que lo merece sale como tiene que salir, por encima de las circunstancias”. Estas palabras fueron pronunciadas por Monchi hace apenas 26 días, en la despedida tributada a Munir El-Haddadi. Sin entrar en la conveniencia o no del 'homenaje' al hispanomarroquí -¿por qué no?-, estas palabras parecen olvidadas a la hora de decir adiós a Julen Lopetegui, uno de los entrenadores más importantes de la historia de la entidad, que va a ser precisamente eso, historia, en el Sevilla en las próximas horas. El técnico está siendo centro principal de un sainete totalmente impropio de un club de la categoría y prestigio del nervionense. Recordando otras épocas oscuras, e incluso a otros clubes, el Sevilla se está desprendiendo del técnico de Asteasu por fascículos, de la peor manera imaginada por propios y extraños. Una humillación totalmente innecesaria. Pepe Brand, Ramón Encinas, Patricio Caicedo, Juande Ramos, Antonio Álvarez -con participación de Manolo Jiménez, al césar lo que es del césar-, Unai Emery y Julen Lopetegui componen el septeto -o septeto y medio- de entrenadores que se proclamaron campeones alguna vez defendiendo el escudo sevillista. Por el último que alcanzó la gloria, hace poco más de dos años, no se está mostrando el respeto debido de cara a la opinión pública, debiendo sobreponerse, si los hubiera, a los pormenores de la negociación de su salida, como debe hacer un club serio como el de Nervión.
Brand, Encinas, Caicedo, Juande , Álvarez -con participación de Jiménez-, Emery y Lopetegui componen el septeto de entrenadores que se proclamaron campeones con el Sevilla. Por el último que alcanzó la gloria no se está mostrando el respeto debido.
Lopetegui llegó con dudas después de su espantá de la selección y su paso por el Real Madrid. Parecía una locura de Monchi y nadie le quería al principio, el que escribe el primero, por su pasado. Pero pronto puso toda su disposición, trabajo y capacidad, al servicio del Sevilla, conformando un sistema de juego en torno a una de las mejores defensas de Europa, dándole gloria y brillo al club.

Julen no es simpático ni gracioso, no da titulares y para la prensa es uno de los entrenadores más aburridos que han pasado por Sevilla en los últimos años -sus ruedas de prensa casi se podían escribir con antelación-. Eso, que a algunos sevillistas enerva, los periodistas lo entendemos como una estrategia en pos del equipo, no siempre acertada, y casi siempre tediosa. Pero también ha sido un hombre amable en la mayoría de las ocasiones con la prensa, como lo fue en la primera entrevista que concedió como entrenador sevillista, publicada por este medio en septiembre de 2019. Allí, no quiso entrar a criticar las decisiones de Rubiales o Florentino ni remover el oscuro pasado que le perseguía. Puede que le cueste quedarse callado ante lo que le está pasando en Nervión, aunque cierto es que tiene experiencia en salidas traumáticas y eso no siempre es culpa del otro. Ahora, estrictamente en lo deportivo, se encuentra con que su manera de jugar al fútbol no se sustenta sin sus dos centrales top y sin el rendimiento óptimo de su mediocentro defensivo. Se queda sin sus estrellas y tiene que tirar de la cantera como remedio de última hora. Evidentemente, Julen tiene culpa de la situación del equipo en una cuota bastante importante. Negarlo sería una tontería, al igual que hacerlo con una planificación en la que los puntos fuertes del anterior Sevilla han sido reemplazados de forma deficiente, sin mejorar apenas los puntos débiles. El equipo es peor que el año pasado, no hay más, y ahí aparece también señalado un Monchi que no ha sabido o podido hacerlo mejor. Es cierto que el equipo no es como para coquetear con los puestos de descenso, pero tampoco es el de otras campañas.

Una planificación mirando el euro por encima de cualquier otra cosa tiene sus riesgos. ¿No es mucho peor arriesgarse a volver a la mediocridad deportiva? Lo que está claro es que sí es un trampolín para José María del Nido Benavente, que vuelve más fuerte que nunca para asaltar de nuevo el sillón presidencial.
Una planificación mirando el euro por encima de cualquier otra cosa tiene sus riesgos. ¿No es mucho peor arriesgarse a volver a la mediocridad deportiva? Lo que está claro es que sí es un trampolín para José María del Nido Benavente
Toca esperar que Jorge Sampaoli levante esta nave. Muchos sevillistas no olvidan su salida, con la cabeza más en Argentina que en Sevilla. Normal, por otra parte. Otros se quedaron con las ganas de verle en una segunda temporada en Nervión. Pero no se trata de Sampaoli, ni tampoco de una destitución que está cantada. Son las formas para despedir a alguien que ha escrito la historia del Sevilla. Así no, Sevilla. No es propio de ti.