¿Vida nueva?

El 2023 ha comenzado de la mejor manera para el Sevilla FC, que tras la goleada de Linares por fin se ha anotado su primera victoria liguera como local y ha salido del descenso en este 8 de enero. ¿Año nuevo, vida nueva? Es pronto para aseverar tal cosa, pero por una vez al equipo le fueron las cosas de cara. Una buena primera mitad dio paso a una segunda mucho más irregular, en la que parecía pesarle ser capaz de ganar, pero un buen gol de Acuña, la media bota que estuvo adelantado Unal, que Martínez Munuera no decidiera ser más rígido con las tarjetas y que diera un descuento de los de antaño ayudaron. Como también ayudó una grada que entendió el mensaje de Jorge Sampaoli. Solo se necesitaba ganar. El resto llegará desde las victorias.

El Sevilla salió con las ideas claras, con una línea de tres atrás conformada con Fernando y Gudelj como centrales de urgencia junto a Nianzou, los carrileros muy abiertos y mucha movilidad arriba. Fue bastante mejor que el Getafe en la primera mitad, monopolizando la posesión y, por tanto, impidiendo que los del sur de Madrid llegaran a la portería de Bono.

Los de Sampaoli la intentaban sacar desde atrás, generando así superioridades ante un equipo que se parapetaba con una línea de cinco clara, buscando salir con sus buenos delanteros. El mismo número de defensas que el Sevilla, pero con otro talante a la hora de afrontar el partido. El control era total, pero arriba, como durante toda la temporada, había mucha movilidad y poca determinación en los momentos clave.

Por tanto, las ocasiones llegaron todas con balones colgados al área. Primero Jordán se encontró con el poste en un córner botado por Rakitic, y diez minutos más tarde era el croata el que no llegaba por poco a un centro de Jesús Navas tras una jugada que recordó a sus mejores momentos como extremo. Ahora juega en una posición intermedia y se le nota más a gusto, siempre comprometido en defensa y con muchas opciones arriba.

El Sevilla se sabía superior y empezó a embotellar al Getafe, jugándose el tipo con una línea defensiva situada en mitad del campo contrario cuando atacaba. Tocaba marcar y esta vez se marcó con una jugada a balón parado. Rakitic centró desde la línea de tres cuartos y Acuña, el campeón del mundo homenajeado que volvió por sus fueros mientras le duró el físico, con un giro de cuello descomunal, batía por alto a David Soria para hacer el primero. El quinto tanto local en el Sánchez-Pizjuán de la temporada, el dato que aclara la situación del cuadro blanquirrojo en LaLiga Santander.

Con el equipo por delante, el Sánchez-Pizjuán -con más de 35.000 espectadores-, afición sabia como pocas, se metió a tope con los suyos en una bronca descomunal a Martínez Munuera por un bote neutral otorgado a los getafenses. Parecía poco para semejante abucheo, pero el sevillismo sabe que el equipo le necesita, y fue la manera de premiarle una muy buena media hora de juego que, por fin, desembocó en gol. Dos minutos más tarde parecía que la suerte de 2022 cambiaba, al ser anulado a Enes Unal un tanto que parecía fuera de juego claro en vivo -el línea levantó la bandera-, pero que el VAR demostró que fue por apenas un cuarto de bota. Además, el valenciano se eximió de sancionar un pisotón de Milla a En-Nesyri que podría haber sido más, como también era naranja la plantilla que Nianzou le dejó a Borja Mayoral ya en el alargue.

Dos minutos más tarde parecía que la suerte cambiaba, al ser anulado a Enes Unal un tanto que parecía fuera de juego claro en vivo -el línea levantó la bandera-, pero que el VAR demostró que fue por apenas un cuarto de bota.

El Sevilla había dado 45 minutos de buen nivel, y salió tras el descanso entre una gran ovación de los suyos, que sabían que quedaba mucho por remar para conseguir la primera victoria de la temporada en casa en LaLiga. De vestuarios salió ese equipo que parecía no saber ganar, el Getafe olía sangre, las pérdidas se multiplicaban, se fallaban los despejes y los locales eran un auténtico flan. No en vano, hasta entonces sólo había ido ganando durante 69 minutos en Nervión en toda la temporada. Falta de costumbre.

Tras un error de Nianzou que estuvo a punto de suponer el empate, Sampaoli movió ficha y dio entrada al recién llegado Badé, pasando a Fernando al centro del campo y jugando sin ‘9’ de referencia durante ocho minutos. Un cambio raro, pero con el brasileño en su lugar natural y el fichaje dándole al equipo lo que tanto pide el entrenador, contundencia, el Sevilla volvió a su ser. No al nivel de la primera mitad, pero sí se apagó el fuego.

Con el incendio controlado, entraron Rafa Mir y Suso y el cartagenero hizo el segundo cuando ya quedaba poco para el final. Una buena combinación entre Jesús Navas y Óliver -los dos mejores- acabó en un centro tenso del extremeño para que el delantero, a pie parado, la pusiera imposible para Soria.

Se respiraba en Nervión y por primera vez en el año la grada vibraba, sabedora de que los laureles son muy bonitos y dignos de las mayores celebraciones, pero también de la imperiosa necesidad de mantenerse vivo cuando los objetivos parecen menos importantes y verdaderamente no lo son. No pocos de los presentes en Nervión vivieron los dos últimos descensos, todos han celebrado un título detrás de otro, y no quieren volver a verse en aquellas en un momento en el que el futuro es, como entonces, poco alentador.

La grada vibraba, sabedora de que los laureles son muy bonitos y dignos de las mayores celebraciones, pero también de la imperiosa necesidad de mantenerse vivo cuando los objetivos parecen menos importantes y verdaderamente no lo son.

Parecía que el Sevilla iba a ganar plácidamente, Sampaoli incluso dio entrada a Carlos Álvarez para debutar en LaLiga, llegando a enardecer a la grada con una magnífica recuperación tras un error de Navas. Pero este Sevilla al que le cuesta un mundo ganar acabó concediendo al Getafe la opción de ilusionarse. Portu se fue de un Acuña al que el físico ya no le daba y la puso atrás para que Borja Mayoral acortara distancias con la cabeza, aprovechando la mala colocación de un Nianzou que resucitó las muchas dudas que ha generado durante estos primeros meses como sevillista.

Pero las cosas iban de cara por fin, y hasta Martínez Munuera contribuyó otorgando un descuento de los antiguos, de sólo tres minutos. El Getafe atosigó, la defensa liderada por el ‘gigantón’ Badé achicó balones, el Gol Norte no paró de animar y el sevillismo celebró, por fin, la primera victoria de los suyos ante sus ojos. Un triunfo que se gestó jugando bien y se consiguió con minutos de sufrimiento que, hoy sí, dieron sus frutos. La vida podría estar cambiando en este 2023.