Misma historia, diferente titular. Mismo perro, distinto collar. El Sevilla FC volvió a perder este domingo en el Camp Nou ante el FC Barcelona (3-0) en una repetición eterna de sus actuaciones en campo azulgrana. Una, otra y otra vez. Pasan los años, nada cambia en Nervión.
Al Camp Nou se ha ido vestido de todos los colores (incluidos de rosa), se ha ido con defensa de cinco, de cuatro e incluso, en algún encuentro, de seis jugadores y algún mediocentro en la frontal, se ha ido como uno de los mejores equipos de LaLiga Santander y, como en este curso, como uno de los peores. La historia siempre ha sido la misma (o casi).
El Sevilla volvió a firmar una primera mitad sólida, decente, sin errores, prometiéndose que si agarraba un balón en el centro, podría montar la contra. Lo pongo en cursiva porque Sampaoli, con sus cambios, se permitió el lujo de anular dicha promesa. Los inventos, mejor en los entrenamientos.
La segunda mitad fue un reloj de arena corriendo por agotarse. El primero era cuestión de tiempo y el resto, como suele suceder con el Sevilla en el Camp Nou, cuestión de errores. Montiel se empeñó en cometerlos todos.
Para Sampaoli, que esta vez no acertó en demasía con sus movimientos, ni con el papelito de Jordán, la historia también fue la misma de siempre: tres visitas al Camp Nou, tres derrotas y las tres por idéntico resultado. La misma historia, con distinto titular.
Lo importante para el Sevilla, muy a pesar de los que pensaban que en Barcelona se podía sumar, es que se queda fuera del descenso (aunque han sumado casi todos sus rivales) y que el próximo fin de semana tendrá una nueva oportunidad para asentarse en la clasificación.
A otra cosa, mariposa.