El Sevilla FC de 2023 es otro Sevilla. Nunca había visitado Nervión un histórico del fútbol europeo como el PSV Eindhoven, ese club cuyo estadio jamás olvidará el sevillismo, pues allí comenzó todo. A la mejoría del equipo de Jorge Sampaoli le faltaba confirmarse en Europa, donde este equipo lleva ‘penando’ casi desde que levantara la sexta en Colonia hace dos años y medio, y lo ha hecho con todas las de la ley.
Salió el PSV que parecía un ciclón. Aunque el sevillismo ya respira, ese miedo atroz a casi cualquier equipo al que se tienen que enfrentar los suyos sigue vivo. Si con el RCD Mallorca parecía llegar el mejor Manchester United y acabó siendo lo que es, el Mallorca, este equipo de Van Nistelrooy era como una reencarnación a nivel club de la ‘Naranja Mecánica’. Sin embargo, el fútbol y la idea que Sampaoli ha sabido inculcar en este equipo desactivó los buenos 25 primeros minutos de los neerlandeses para acabar siendo un martillo pilón.
Perseverancia. Pese a las dudas, que llegaron al momento culmen en Girona con la pelota perdida de Nianzou, el Sevilla persevera en la idea de juego. Confía ciegamente en lo que quiere Sampaoli, y a partir de ahí han llegado los primeros frutos. Ya casi no se escuchan pitos cuando el equipo saca la pelota desde atrás, porque ya sí está dando resultado con jugadas que se convierten en ejemplos claros del por qué de esta idea.
Seguridad. El Sevilla ha cerrado su segundo partido con la portería a cero en cinco días. Desde que volvió del Mundial apenas ha concedido siete goles, de los que solo uno ha sido en Nervión. La línea de cinco defensiva de Sampaoli y las permutas están dando resultado. Y si falla en algo, ahí está Bono. El Mallorca no le tiró y el PSV sí le inquietó más, pero desde el cimiento de seguridad se construyen los mejores equipos.
Velocidad. Ahora sí. Ahora ya el Sevilla no aburre moviendo la pelota lentamente de un lado a otro. Lo hace, claro, cuando hace falta, pero también es capaz de dar chispa y velocidad al juego cuando hace falta. El gol de Bryan ante el Mallorca fue un clinic de cómo dar rapidez a una acción, y los tres de este jueves han tenido su fundamento en la velocidad del juego. Una recuperación, un saque de banda y una combinación de quilates en el área.
PSV. Y a Eidhoven. Qué bonito suena y qué bonito podría ser.