El Sevilla FC, que el jueves recibe al Espanyol en partido de la trigésima tercera jornada de LaLiga, no pierde en casa con el equipo barcelonés desde la temporada 2010/11, cuando un doblete de Callejón y un gol de Negredo fijaron el 1-2 favorable al equipo dirigido por el argentino Mauricio Pochettino.
Desde entonces, los pericos han jugado en doce ocasiones en el Sánchez-Pizjuán, donde han sumado tres empates y nueve derrotas, la más reciente de ellas la de la temporada pasada, cuando cayó por 2-0 con goles de En-Nesyri y Rafa Mir.
Al Sevilla se le da bien jugar como local contra el Espanyol, ya que ha ganado 57 de las 83 confrontaciones habidas desde el 5-1 de la Liga 1935/35 (con triplete de Guillermo Campanal más goles de Torróntegui y Tache frente al tanto del visitante Espada), mientras que ha cosechado dieciocho empates y ocho derrotas.
Además del referido partido de 2011, los blanquiazules sólo han ganado otra vez en el Sánchez-Pizjuán durante el presente siglo, en la temporada 07/08, cuando Ángel y Luis García le dieron una doble ventaja enjugada por los goles de Koné y Jarque, en propia meta, antes de que Tamudo anotara el definitivo 2-3.
La primera vez que el Espanyol ganó en el feudo sevillista fue en la campaña 1943/44, cuando Jorge y Vidal remontaron el gol de Mariscal en propia puerta (1-2), y en la misma década, Liga 48/49, Rosendo Hernández, Panadés y Calvo rubricaron un 0-3.
En la temporada 1957/58, un gol de Vílchez decantó la victoria por la mínima de los catalanes, que tardarían casi un decenio en volverle a ganar como visitante al Sevilla, pues esperaron hasta 1966 para batirlo con un doblete de Carmelo Amas (0-2).
Casi al final de la centuria llegarían los otros dos triunfos del Espanyol en el campo del Sevilla: 0-3 en la temporada 1995/95 (con dos goles de Uraziz y uno de Lardín) y 1-2 en la campaña 1999/2000, cuando Juan Carlos adelantó a los locales e hicieron los tantos visitantes Galca y Benítez.
Eso + o - se dijo del Girona y ya ves. Que se deje de inventos y que no se crea que a la vejez que va a dar el salto de su vida, la vanidad solo trae malas gestiones.