La historia de una fiesta a la que no estabas invitado

Esta es la historia de una fiesta a la que no estabas invitado. Pero no te importa lo más mínimo, porque tienes un plan. Lo primero que vas a hacer es ser paciente y aguantar el tipo como buenamente puedas mientras esperas el momento oportuno. Así, como el que no quiere la cosa.

No está siendo tu año, eso lo sabes tú mejor que nadie. Estás pasando por una temporada donde estás haciendo sufrir a todos los que te quieren, pero de vez en cuando tienes unos instantes de lucidez. Verdaderamente no sabes si es porque te lo mereces o simplemente es porque lejos de casa todo el mundo te respeta, y es que cuando tú quieres, a casta y coraje no te gana nadie.

Entre idas y venidas, y con más sombras que luces, vas a llegar al punto álgido de la noche, donde todo está en juego. Y te vas a presentar en la mejor de las fiestas conducido por un hombre sexagenario que siempre va en chándal y que nunca se ha visto envuelto en una de esas. A ti, lógicamente, te entran dudas. ¿De verdad es el mejor capitán de barco para una celebración de tal postín?

Sin embargo, los resultados van llegando y la incertidumbre se convierte rápidamente en esperanza e ilusión. ¿Y por qué no confiar en este señor? Y ya te vienes arribísima. Tanto, que llegas al ‘Teatro de los Sueños’ y tiras la puerta de entrada a la fiesta abajo de una patada, como si de una película de universitarios americanos se tratase. Como hacías en tus noches más mágicas.

Una vez dentro, primero te vas a servir una copa tranquilamente, porque puedes, porque te lo has ganado. Acto seguido, tras saborear ese gin tonic con mucho hielo, vas a alzar la voz al grito de: “¡Ya estoy aquí!”. Exhibición, goleada al invitado más guapo de la fiesta y para Manchester mismo. El resto de los presentes, ante tanto nivel de desfachatez, se quedan perplejos. “Es imposible que lo vuelva a hacer otra vez”, se dicen unos a otros 'por lo bajini'. Sin embargo, esos mismos que te critican sienten recelo y envidia a partes iguales. Porque saben que una vez que has llegado a ese punto de la fiesta… pasa lo de siempre.

Muchos están mirando, pero ya solo cuatro pueden escribir sus letras de oro en la historia. Y uno de ellos eres tú, otra vez. Dos italianos y un alemán quieren aguarte la fiesta. Posiblemente sean más guapos que tú, y también lleguen a la cita mejor vestidos. Pero ninguno te pasa por alto, todos te respetan y no quieren cruzarse contigo ni en pintura, porque te llamas Sevilla Fútbol Club y eres 'Dueño y Señor' de esto.

Nadie sabe cómo acabará la historia de esta fiesta a la que no estabas invitado, pero lo que es seguro es que a los tuyos les costará conciliar el sueño esta noche. Ellos, los que te sufren y se mueren por ti, han tenido que aguantar que te pisotearan en muchas de las celebraciones donde no diste la talla esta temporada mientras te cantaban “A segunda”. A ellos, que fueron a verte a Old Trafford sin importarles casi el resultado, les dijeron que se llevaran una pala y un cura para oficiar tu entierro. Amigo inglés, ¿Cómo se te ocurre dejarle con vida? Ellos también son los mismos que se vistieron de blanco impoluto e hicieron de Nervión una de las mayores fiestas jamás vistas otro jueves de primavera más. Y ahora, ¿Quién se atreve a parar a esta gente?

Y llega otra vez mayo y a ti no se te ocurre otra cosa que tener a toda tu gente mala de los nervios cuando hasta el más optimista te daba por muerto a estas alturas de la fiesta. Pero a ti eso no te preocupaba, porque ya estaban ellos para dar una lección de fe incondicional e inquebrantable en ti. Y, llegados a este punto, ¿Quién eres tú para fallarles? Ponte tus mejores galas y sal a competirle de tú a tú al más grande de Italia en la fiesta de Turín. Porque se lo merecen y porque nadie la quiere como ellos, nadie la quiere como tú.