El Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán se vistió de gala para una de las noches más mágicas del año. Después de los muchísimos desengaños sufridos esta temporada, y con la permanencia sellada de manera matemática, el sevillismo recobró la ilusión que te brinda rozar la posibilidad de volver a semifinal de la Europa League. La que sería la séptima de su historia. Argumentos más que suficientes como para que el Sevilla FC subrayase en rojo, nunca mejor dicho, la fecha de este jueves, en la que, si eliminaba a la Juventus, podría pasar a convertirse, por méritos propios, en el máximo favorito para lograr el título.
A lo largo de la semana el sevillismo ha promovido ciertas iniciativas para generar una caldera. Ya seis días antes antes del partido el club colgó el cartel de 'no hay billetes' y este jueves se disfrutó de la que, probablemente, ha sido la mejor entrada del último lustro. Un Sánchez-Pizjuán a reventar que quiso jugar un papel decisivo en la eliminatoria.
A través de los Biris Norte instaron a la afición a asistir al estadio de rojo. Y eso estableció una de las imágenes más bonitas de la jornada continental. Todo el Sánchez-Pizjuán de un color inmaculado, unidos, remando por un objetivo común. Los más de 40.000 espectadores recibieron al equipo como antaño se hacía, con un mar de papelillos, con el himno a capela, generando una sinergia que puso los bellos de punta. Un espectáculo que difícilmente se puede ver más allá de Nervión.
Como curiosidad, este jueves el tifo volvió a tener como protagonista principal a Asterix. El mismo que engalanó el Sánchez-Pizjuán aquella mágica noche de 2006 contra el Schalke 04. Donde todo empezó. "Nadie la quiere como nosotros", rezaba el cubregradas que se colocó en el Gol Norte.