La particular despedida de Bono a su taquilla del vestuario

El fútbol se la debía. Yassine Bono se erigió como el gran héroe en la final de la Europa League. Un premio más que merecido para el guardameta, quien perdió protagonismo con la llegada de Mendilibar, en detrimento de Dmitrovic, pero se agarró como un clavo hirviendo al torneo continental para ser parte fundamental del séptimo título del Sevilla FC en su competición fetiche. El broche de oro a un año cargado de obstáculos, en el que no todo siempre fue tan fácil.

Cuando las dudas más arreciaban contra el equipo, inmerso en la pelea por no descender, Bono se convirtió en lo único potable de un Sevilla sin atisbos de luz. Incluso el portero pudo ser egoísta y marcharse en enero en busca de la gran oportunidad de su vida, pues el Bayern de Múnich llamó a su puerta, pero el marroquí quiso ayudar a sus compañeros a salir de esa situación.

"El Sevilla me puso en el mapa europeo y siento que tengo una deuda con el club", dijo por aquel entonces, cuando algunos de los mejores equipos de Europa llamaban a su puerta. Y es que Bono siempre confió en las posibilidades del equipo, hasta cuando peor estaba: "Sinceramente me estimula defender a mi equipo en una situación a la que no está acostumbrada. Me parece todo crecimiento. Es crear una energía positiva siempre", subrayaba. Y se cumplió.

Unos meses después la vida le cambió por completo y la Europa League le brindó su particular revancha. Ahora, a sus 32 años, Bono disfruta del mejor momento de su carrera y aunque no hay mejor sitio que Nervión para seguir, la amenaza de grandes equipos sigue ahí. Sea como fuere, el portero quiso despedirse de este año tan bonito con una imagen de taquilla. Su compañera de fatigas, la que aguantó sus tragos más amargos en este curso. Una foto tan simbólica como hasta un punto enigmática.