Esta vez no pudo ser el héroe. Bono, todavía guardameta del Sevilla, cerró su encuentro en la Supercopa de Europa ante el Manchester City con una tanda de penaltis, en la que solo estuvo cerca de parar el lanzamiento de Walker, y unas lágrimas consoladas por sus compañeros. El último servicio se quedó a medias.
Firmó dos o tres paradas de muchísimo mérito, completó un encuentro notable, pero no pudo regalarle la Supercopa a su equipo. Bono partió como titular este miércoles a pesar de todos los rumores sobre su futuro y es que, tal y como contaba Pepe Castro, su traspaso "no está firmado". Mendilibar confió en él y la apuesta, a pesar de todo, salió bien.
Cuando el partido agonizaba y la tanda de penaltis se acercaba, todos pensaban en Bono, en lo realizado hace no demasiado ante la Roma, y en su poderío en la tanda de penaltis. La historia, eso sí, no salió como se esperaba.
Los lanzamientos del Manchester City fueron casi perfectos, Bono apenas pudo acercarse a parar al de Walker y la historia, en esta ocasión, salió cruz. Gudelj falló el último lanzamiento y el Manchester City se proclamó campeón de la Supercopa de Europa.
Tras el encuentro, el meta marroquí se derrumbó entre abrazos de sus compañeros para, posteriormente, quedarse de rodillas en el centro del campo lamentando no haber podido hacer más por su equipo.
El propio Ivan Rakitic, al finalizar la cita, contaba en Movistar Liga de Campeones que "a Bono le he dicho que no hay nadie que la quiera más que nosotros. Decida lo que decida, sabe que lo queremos mucho".
El último servicio de Bono se quedó a medias. El marroquí no pudo ser el héroe que le hubiese gustado ser.
Mendi, siéntete orgulloso. Te has cargado al mejor portero de la historia del Sevilla. Ahora a ver tu amigo donde nos lleva.
Las caras Juan las caras, buenas noches.