Dicho y hecho. Quique Sánchez Flores, técnico del Sevilla FC, repetía durante las últimas semanas un "problema" que tenía su equipo para conseguir resultados y en la primera gran cita, en la primera gran final, lo solucionó... y consiguió el triunfo más esperado del curso.
Fue una de sus primeras críticas. Tras la derrota ante el Athletic Club en el Sánchez-Pizjuán, Quique Sánchez Flores argumentaba que "nos vamos a casa con un 61% de posesión pero es tener la pelota donde no queremos. Tenemos que tenerla más cerca de la portería". El discurso, en cada previa, se repetía y es que el técnico, al contrario que Diego Alonso, no quiere ser el dueño del balón.
Como sucedió con Mendilibar, al que también le costó algún disgusto la permanente posesión de su equipo en zonas defensivas, Quique Sánchez Flores huye de ese constante pase en campo propio e incluso tras el encuentro ante el Getafe catalogó la posesión como "un problema para este equipo, pero veníamos teniendo mucha posesión, pocos resultados y poca organización".
Entre tanta organización, peticiones y cambios, el Sevilla consiguió vencer al Getafe (1-3) con un 33.4% de posesión, utilizando el contragolpe como su mejor arma. El dato, curiosamente, es el segundo más bajo del año, solo por detrás del encuentro de la Supercopa de Europa ante el Manchester City (29.4%).
Sin embargo, toma más importancia al ser la primera victoria del Sevilla con un registro tan bajo de posesión desde el pasado año, cuando se le venció al Villarreal (2-1) de Quique Setién -otro amante de la posesión como Guardiola- con un 38.2%.
Otro ejemplo de partido práctico y victoria importante sin posesión se vivió en el Sánchez-Pizjuán ante el United. Aquella noche el Sevilla solo tuvo el balón un 38.4% del tiempo, pero le sirvió para vencer 3-0 al todopoderoso inglés.
Quique busca el equilibrio entre la posesión y la "organización", pero sus jugadores ya saben que sin tantos pases cómodos ni tanta posesión en campo propio, también son capaces de amenazar a sus rivales.