El Sevilla vuelve a parecer un equipo. Aún parece pronto para hablar de resurrección, de recuperación e incluso de salvación, pero no parece precipitado decir, tras dos victorias consecutivas, tras un sanador triunfo ante el Atlético de Madrid, que los de Quique Sánchez Flores empiezan a parecerse a lo que todo aficionado blanquirrojo desea. Casualidad o causalidad.
Porque el comentario más repetido, o casi, en Nervión este domingo sobre las 20.30 horas era el mismo: "La de Navas, la de Navas, esa hace dos días entra", decían algunos, mientras otros sonreían y auguraban un cambio en la suerte sevillista.
Algunos creerán que fue casualidad. Que el mini apagón que se vivió en el Sánchez-Pizjuán fue un antes y un después, que fue ese clic que cambia la suerte, pero hablar de casualidades en el fútbol de hoy día, parece hasta irresponsable.
Causalidad, que no es lo mismo de casualidad aunque suenen parecido, parece más justo. Quizás, solo quizás, Navas sacó ese balón de la línea porque estaba mejor colocado, o quizás más atento, mentalmente más conectado; quizás, solo quizás, Nyland le ganó la partida a Morata en el uno contra uno como si fuese Bono porque lo había preparado mejor, o lo había entrenado más, o estaba más rápido para tapar el hueco.
Podemos hablar incluso del remate de Morata a la madera. Hace no demasiado, posiblemente, el balón se habría metido en la portería, pero este domingo volvió a las manos de Nyland como si de un imán tuviese en los guantes. A lo mejor el meta estaba bien orientado para que le llegase, a lo mejor si hubiese estado de espaldas y sin la frescura necesaria para girar, le habría dado en el culo y se hubiese metido en propia (cuántas veces se ha visto esto en Nervión).
Casualidad parece que Isaac (otro que parece que ha llegado por casualidad), tras fallar el primer control, se quedase con la pelota para reventar el larguero de Oblak, pero quizás, solo quizás, es que el chico, como me decía un buen compañero, mete la pierna hasta en un avispero y siempre está dispuesto a enchufarla.
Casualidad o causalidad, Quique Sánchez Flores le ha pedido a sus jugadores, en privado y en público (que les duele más), que sean honestos, que sean humildes, a algunos incluso les ha pedido que suban el nivel de exigencia, y ante tanta estrella reputada, ha colocado a un chaval de Lebrija como "el camino a seguir".
Al César, lo que es del César, porque igual que en Girona se castigó al entrenador, igual ahora toca reconocer que lo de su equipo no es casualidad, sino causalidad. Que no es lo mismo.
INDEPENDIENTE DE TANTO TONTO QUE SU VIDA ES TAN TRISTE Y AMARGA QUE TIENE QUE LLENARLA DE TONTERÍAS PARA HACERSE NOTAR, NO HAGO ESTE COMENTARIO POR ELLOS, AUNQUE SE MEREZCEN ESTE PREÁMBULO. LO HAGO PORQUE, YO QUE TRABAJÉ EN SEVILLANA, CREO QUE EL AMAGO DE APAGÓN, QUE EN OTRO TIEMPO SE DIO Y FUERTE EN LA CARRETERA DE CÁDIZ, ESTE, AL CONTRARIO, FUE POR LA ENORME FUENTE DE ENERGÍA QUE PRODUJO TANTA SATISFACCIÓN A NUESTROS SERES QUERIDOS DEL TERCER ANILLO. VA POR ELLOS, POR TODOS NUESTROS FAMILIARES QUE VUELVEN A GOZAR DE NUESTRO SEVILLA, FC. EL INDIGNADO POR TANTAS COSAS QUE PASAN EN NUESTRA QUERIDA NACIÓN. Y NO SOLO POR EL FÚTBOL.
Tu, gritaste seguro, chorreas verde.
Esa misma conclusion la aplicaría a Medina,.personalmente quiero darle las gracias públicamente por: Contra Las Palmas, regalo de tres puntos. Contra Cádiz, no expulsión de Sergio Ramos el del Var estaría en el bar, a saber como hubiera terminado aquello lo mismo hubiéramos ganado sin Sergio. Contra Celta, regalo de un punto y mangazo de dos a un rival directo el del var estaba en nuestro bar hartito de tó. Contra el Madrid regalo de un punto por penalti no señalado sobre Vinicius. Total 5 puntos sin discusión que su falta haría que estuviéramos un puesto por encima del descenso y a un punto del Cádiz, que por cierto tuve que tragar tela pa no gritar con los goles del Betis el viernes pasado.