Almería, el lugar 'donde empezó todo'

En Almería empezó todo. Apenas ha pasado algo más de un año, pero, posiblemente, para el aficionado del Sevilla, que exceptuando la Europa League del pasado curso ha sufrido mucho, parecerá mucho más: la derrota en el césped, la apatía del equipo, la charla de Monchi...

Apenas era la tercera jornada, pero el Sevilla ya sumaba dos derrotas y un único empate -con mucha suerte- en los tres encuentros. La situación parecía pintar mal y lo vivido aquella noche, posiblemente, marcó la temporada.

Tras adelantarse en el marcador gracias a un buen tanto de Óliver Torres -asistencia de Telles-, el Sevilla de Julen Lopetegui, que por entonces era el entrenador, empezó a desinflarse y acabaría perdiendo tras los goles de Ramazani (42') y del ahora jugador de la Real Sociedad Sadiq (55').

La apatía de un Sevilla que advertía el mal curso

Posiblemente un equipo no puede ser evaluado por un partido, pero la realidad es que aquél Sevilla parecía advertir lo que estaba por llegar en Nervión. El equipo mostró una apatía impropia de un conjunto Champions y los allí presentes, además de todos los que le siguieron por televisión, evidenciaron su enfado.

Jugadores como Rekik, Nianzou, Jordán, Papu, Mir o incluso Delaney, que saltó desde el banquillo, parecían señalados desde la J3 y es que todo lo malo que se vio esa noche en Almería se fue reproduciendo, jornada a jornada, hasta la tardía llegada de Mendilibar.

La charla de Monchi con los aficionados

Lo más recordado, sin embargo, no fue ni lo que pasó en el césped, que fue lamentable, sino la charla de Monchi, que por entonces era el director deportivo, con los allí presentes.

El antiguo encargado en materia de fichajes, y mucho más, se acercó a los aficionados, les pidió paciencia y acabó su momento con el recordado "vamos a cantar el himno".

Aquello, que sirvió de mofa durante meses, acabó siendo incluso lema en la final de Budapest, donde Monchi mostró una bandera con la citada frase.

El propio club, en sus redes sociales, recordaba la frase después de levantar la séptima Europa League en Budapest, dejando que ese dicho se convirtiese en historia feliz para el Sevilla.

Por suerte para los blanquirrojos, la historia del pasado curso acabó bien, pero todos los males, las críticas y los malos momentos vividos en el vestuario y en las gradas, empezaron en Almería.

Este lunes, si los resultados favorecen y el Sevilla vence, la salvación podría quedar prácticamente cerrada. ¿Cerrando un pequeño ciclo?