El Sevilla FC se ha empeñado en complicarse la vida. Va en su ADN, pero lo ha hecho en su peor momento. Tras un mal partido en Almería del que sacó un punto, ha perpetrado uno aún peor ante el Celta de Vigo este domingo en Nervión, ante los suyos, ante más de 36.000 sevillistas que habían sacrificado el soleado mediodía de uno de los días más bonitos del año en la ciudad. Una decepción inapropiada, justo a las puertas de otra cita tensa para la entidad.
El próximo partido de fútbol del Sevilla será el Sábado Santo en Getafe, pero el siguiente compromiso incómodo está a la vuelta de la esquina. Este lunes, desde las 18.00 horas en Los Lebreros, los que mandan y los que quieren mandar en el club dirimen una batalla más de la guerra accionarial, la primera con José María del Nido Carrasco como presidente. En el consejo de administración suspiraban con llegar tranquilos, con el equipo prácticamente salvado después de la reacción que había conseguido Quique Sánchez Flores, pero dos de los peores partidos de la temporada le han vuelto a acercar a la zona complicada de la tabla clasificatoria.
Además, José María del Nido Benavente, el solicitante de la segunda Junta General Extraordinaria en ocho meses, no había estado especialmente activo en la previa de este cónclave. Aunque los actuales rectores se siguen acogiendo del acuerdo por el derecho de las minorías, y como salvavidas el pacto de gobernabilidad que continúa sin ser anulado por ningún juzgado.
El expresidente -que ha presenciado el partido en su lugar habitual en el Antepalco- se ha limitado en estos días a cuestionar la bajada de emolumentos del consejo de administración y a criticar el crédito de 108 millones solicitado por el club para garantizar la viabilidad financiera en los próximos años. No ha pasado por todos los medios, como en las previas de anteriores juntas, pero eso no significa que la de este lunes vaya a ser tranquila, como fue la de julio.
Se prevé el segundo asalto de la candente batalla del 4 de diciembre, que acabó con un cruce de acusaciones nada edificante para los gestores o aspirantes a gestores de una entidad del calibre del Sevilla. Y llega, después de nuevos gritos solicitando la dimisión de la directiva al término del partido. Probablemente no suceda nada de entidad este lunes, pero el desgaste al que está sometido el club dará un pasito más.