Adiós a la primera temporada de Djibril Sow. El centrocampista del Sevilla, tal y como comunicó la entidad este martes, sufre una fractura en el quinto metatarsiano del pie izquierdo que, posiblemente, le harán pasar por quirófano y perderse lo que resta de temporada. El suizo, que llegó como gran apuesta de Víctor Orta, cierra un curso para olvidar: un box to box encerrado en una jaula.
Sow llegó a Sevilla no solo como la gran apuesta de Víctor Orta para el centro del campo, sino de su proyecto. Para el que dude, solo necesita recordar que el conjunto blanquirrojo acordó pagar 10 millones al Eintracht por los servicios de un futbolista totalmente diferente a los que tenía Mendilibar. Con una idea de fútbol tan directo, los de Nervión tenían el mediocampo lleno de tocadores, exigían algo diferente y esa diferencia la marcaba el suizo.
Llegaba como hombre indiscutible en la Bundesliga y como habitual en su selección, presumiendo de grandes conducciones, de capacidad para ayudar en la resta y en los metros finales. En Sevilla perdió la condición de titular, perdió la llamada de su selección y perdió el resto. Fue un alma libre encerrada en una habitación.
Porque Sow nunca ha llegado a rendir como se esperaba. Sus primeros meses, donde quizá tenía el fútbol más cercano a su estilo, estaban condicionados por la adaptación, el idioma y la competición.
Cuando esas excusas se acabaron, Mendilibar ya se había ido y Víctor Orta, el mismo que le fichó, decidió que Diego Alonso fuese el que le entrenase. Con el charrúa se convirtió en un mediocampista posicional y evidenció todas las carencias que tenía para dicha función. Quedó señalado algunas tardes por pérdidas incomprensibles y otras tantas se marchaba con cara de pocos amigos al no entender en demasía lo que estaba pasando.
Con Quique -con el que jugó varias citas tocado- la historia tampoco fue a mejor. Con el ex del Getafe ha turnado la titularidad con la suplencia, no se ha asentado, y cuando ha estado sobre el césped ha estado más atento al cielo, por aquello de los balones largos, que de sus conducciones. Ante el Getafe, la que posiblemente sea su última cita del curso, tampoco estuvo muy acertado, como si no hubiese entendido aún que su equipo no está para demasiadas florituras.
Si finalmente pasa por quirófano y no juega más, Sow cerrará su primer año sin demasiadas luces, con la sensación de que llegó para una cosa y vivió otra muy diferente. Tiene contrato hasta 2028, por lo que en Nervión, en teoría, tendrán tiempo para descubrir al verdadero futbolista que fichó Orta.