No se conoce si se admitían apuestas sobre cuánto le iba a durar la máscara a Marcao, el central del Sevilla FC, en el partido ante el Real Valladolid, pero el brasileño respondió a las expectativas de los que no esperaban que fuera demasiado tiempo. Después de fracturarse la nariz en el choque ante el Getafe CF, ser operado el miércoles pasado y perderse la visita a Mendizorroza, el central sevillista regresaba al verde jugando una vez más como titular, y esta vez con un aspecto si cabe más imponente aún.
Marcao empezó a probarse con la máscara el pasado martes, pero después fue operado y no reapareció hasta el domingo, de nuevo con protección, en el penúltimo entrenamiento antes del duelo ante los pucelanos, lo hizo también el lunes, y este martes saltó al césped con el complemento negro que le protegía la zona nasal de cualquier golpe que podría ser fatal para su nariz.
Sin embargo, pasada la media hora de partido, el jugador acabó deprendiéndose de ella. El central nervionense no había medido bien algunas acciones, y aunque es algo habitual en su manera de jugar al fútbol, lo cierto es que no se encontraba cómodo con ella.
Sin embargo, tras el descanso regresó al verde de nuevo con máscara. Seguramente con algún correctivo de los servicios médicos y mejor ajustada. Eso sí, no acabó el partido, ya que fue expulsado por segunda amarilla en el minuto 90. Dejó a su equipo con un hombre menos en el descuento, y tampoco podrá jugar el domingo en San Mamés.
También es habitual que los propios jugadores acaben priorizando la comodidad para jugar que la salud de su nariz. Le pasó a Loïc Badé, que jugó contra la UD Las Palmas la pasada temporada, hace poco más de un año, con una máscara que apenas le duró unos minutos.
El ejemplo más mediático de los últimos tiempos tuvo lugar en la pasada Eurocopa. Tras partirse la nariz en el primer encuentro y perderse el segundo, Kylian Mbappé disputó tres partidos con máscara con la selección francesa, una medida de seguridad que hizo decrecer el nivel del de Bondy.
Decidió dejar de usarla en las semifinales, en un partido que le enfrentó a la selección española, a la postre campeona de Europa. Mbappé -emparejado de inicio con el sevillista Jesús Navas- firmó su mejor partido de la Euro aquel día, aunque no estuvo al nivel esperado y tampoco pudo ayudar a su equipo a vencer a la España de De la Fuente.