Corre como nadie, lo intenta como nadie, salta como nadie, grita como nadie y, por si fuese poco, habla como pocos hacen en el Sevilla ante los medios de comunicación. Isaac Romero, a sus 24 años, con apenas una temporada de experiencia en la élite, se ha convertido en un líder inesperado en el Sánchez-Pizjuán: "Es lo que queremos que la gente entienda".
Fue una noche gris, no demasiado apetecible en el Sánchez-Pizjuán. El Sevilla, por mucho que García Pimienta intente defenderse ante las estadísticas o destaque el empeño de sus jugadores, firmó una actuación realmente mediocre, salvó un empate ante el colista de LALIGA EA Sports en el último suspiro y con un gol casi sin querer, y, por si fuese poco, solo se salvó uno de sus jugadores: Isaac Romero.
Cazado en Almería casi entre lágrimas tras la derrota en Copa del Rey ante el Almería, Isaac Romero no suele poner pegas cuando el departamento de prensa le solicita acudir a los micrófonos.
El chico, que llega tras la sanción por la famosa bandera del derbi, sabe que lo sencillo sería taparse, que está lejísimos de unos buenos números goleadores -en números, es el peor de la historia reciente del Sevilla-, pero saca pecho y se atreve con todos.
En una noche tan dura, tan cruda, Isaac Romero no teme en pedir confianza a su afición. "Hemos intentado dejarlo todo, quiero que la gente vea que, aunque vayamos perdiendo, vamos a dejarlo todo para sacar un punto", decía.
"La eliminación de Copa ha sido dura para todos, pero tienen que confiar en nosotros. Vamos a salir a cada partido para demostrarles que el Sevilla está aquí, que vamos a ir a por los tres puntos. Sabemos que ellos están ahí siempre, queremos demostrarle que pueden confiar en nosotros, que queremos luchar, que sudamos la camiseta de verdad", añadía.
En un club en plena reconstrucción, con tantas dudas, con tantos déficits, aparece un chico de Lebrija, sin brazalete, sin aires de grandeza, para ser el líder, en el césped y lejos de él, del Sevilla.