Un equipo abatido, casi desolado, con los jugadores yéndose cabizbajos a los vestuarios tras lograr un empate. Otro que marcha tercero, luchando por el ascenso a una de las mejores ligas del mundo, invicto en los veinte partidos de competición e ilusionando a su afición como hacía tiempo que no se conseguía. Esos dos conjuntos son uno solo, el Real Sporting de Gijón.
Cuando Sureda Cuenca decretó el final del encuentro que enfrentó al equipo sportinguista y al CE Sabadell en la Nova Creu Alta, llamó poderosamente la desazón que invadió a los profesionales rojiblancos. Cierto es que el equipo de Abelardo desaprovechó una renta de dos goles lograda en la primera parte, pero esos futbolistas que abandonaban el campo abatidos casi como si acabaran de descender de categoría son los mismos que han llevado al equipo asturiano a un récord sin precedentes en la historia del club.
Estas reacciones hablan a las claras de lo que el ‘Pitu’ ha inculcado a sus futbolistas. Competitividad, humildad y unas ansias impresionantes de comerse el mundo del fútbol. Ingredientes que han situado al conjunto rojiblanco en una situación envidiable y envidiada por equipos con infinitamente más posibilidades económicas que el sportinguista.
Los propios futbolistas del Sporting de Gijón no ocultaron su pesadumbre en la zona mixta del coliseo catalán, aunque sí es cierto que tampoco quisieron olvidarse de la gran temporada que están realizando hasta el momento.
“Se nos fue un partido que se nos había puesto muy bien. No supimos mantener la renta y lo acabamos pagando. Lo que estamos haciendo es increíble, pero después de las circunstancias en las que nos vimos, dejarnos empatar ha sido una pena. Nos encontrábamos muy cómodos, todo nos salía a pedir de boca y empezamos muy bien en el partido. En la segunda parte nos echamos atrás pero el Sabadell apretó y nos hizo daño”.
“La desazón es normal tal y como se ha dado el partido, tras ponerte 0-2 fuera de casa ante el Sabadell. Hay que admirar y valorar el trabajo que hemos hecho, puntuar fuera de casa es muy difícil, pero se nos queda un mal sabor de boca. Este equipo tiene esa garra y es todo un equipo, que es sinónimo de mucha complicidad y es complicado el poder serlo. Lo demostramos cada fin de semana y este partido no ha sido menos”.
“La primera parte fue nuestra, en la segunda les dejamos el balón y así es más fácil que nos metan gol. Fue un error. Nos teníamos que haber echado menos atrás y tenido más el balón, pero es difícil ganar a todo el mundo. La primera media hora ha sido muy buena. El equipo sigue haciendo las cosas muy bien y es una pena haber empatado después de haberse puesto 0-2, con una primera parte muy completa. ¿Cómo vamos a tener la cabeza baja si llevamos veinte partidos sin perder y segundos en ascenso directo? Ahí se ve el hambre. Queremos ganar en todos los sitios y no se ha podido”.