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Los proveedores del Sporting dicen basta

José Fernández, llegando al Palacio de Justicia de Gijón. (FOTO: Rodrigo Medina).
ElDesmarque Asturias

Los impagos del Sporting también se extienden a sus proveedores, además de los acumulados con Hacienda, jugadores, empleados y los incumplimientos crediticios. Según revela El Comercio varios de los proveedores estudian demandar al club si este no se pone al corriente de pagos o ni tan siquiera se compromete a satisfacer sus deudas con un calendario pactado. 

El Sporting de Gijón se encuentra en la misma situación previa al concurso de acreedores de 2005. Precisamente este vino dado tras la denuncia de uno de sus proveedores por aquel entonces, la empresa de jardinería Coral Golf. Ahora, para más similitud, la entidad gijonesa debe unos 400.000 euros a Jarpa, la que se encarga del mantenimiento del terreno de juego de El Molinón y los campos de Mareo. 
En ese sentido, además, Jarpa no es la única que acusa los impagos del Sporting. Las empresas transportistas de los niños de las categorías inferiores tampoco cobran, así como otra serie de proveedores que junto a los citados podrían acudir a la vía jurídica para reclamar los cobros pendientes. Eso al menos asegura El Comercio, que en todo caso apunta la preferencia de los damnificados por llegar a un acuerdo previo a través de un plazo de pagos que evite la demanda judicial. Para ello, como primer paso, los dirigentes del Sporting deberán responder a las llamadas de estos empresarios, que además de no cobrar tampoco obtienen explicaciones. 
Así, las demandas de los proveedores ya son una 'amenaza'  real que puede ocasionar una situación todavía más caótica que la actual. A estas alturas el Sporting de Gijón es uno de los pocos clubes que no ha llegado a un acuerdo con Hacienda para flexibilizar su deuda, mientras sufre una alarmante falta de liquidez que no le permite afrontar el gasto corriente. Todo esto, claro, se ha traducido en una absoluta falta de confianza de su entorno.
Incluso, los partidos políticos rivales coinciden en la exigencia de un cambio de accionariado, motivados por la masiva indignación social de la afición sportiguista que ahora sufre la segunda grave crisis económica tras el concurso de acreedores de 2005. Entonces, el máximo accionista, José Fernández, ya contaba con sus hombres de confianza en el Consejo, Antonio Veiga y Alfredo García Amado. 
 

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