El estadio volvió a presentar una gran entrada con más de 17.000 espectadores en las gradas rojiblancas. El Molinón protestó, animó a su equipo, celebró los goles y terminó despidiendo a sus futbolistas con una ovación, fue una tarde redonda en Gijón.
La primera parte estuvo marcada por las continuas pérdidas de tiempo del Numancia, los sorianos no querían que el partido cogiera ritmo y consiguieron llegar al descanso sin encajar ningún gol. La afición se dejó notar y en el segundo acto no dejó de animar al Sporting de Gijón para empujarlo hasta la victoria. Además, en el minuto cinco del partido, las gradas se volvieron contra el palco para protestar contra los dirigentes rojiblancos.