El 2 de abril de 2011, el Sporting de Gijón visitó el Santiago Bernabéu con toda la afición blanca en contra de los rojiblancos. En la semana previa a la visita del Real Madrid a El Molinón, el técnico del conjunto asturiano, Manolo Preciado, llenó las portadas de todos los periódicos por sus declaraciones en la sala de prensa de Mareo en contra de José Mourinho. El portugués cuestionó la alineación que el cántabro utilizó para jugar ante el Barcelona y Preciado no dejó pasar la oportunidad para decir lo que pensada de su "colega" de profesión.
Las quinielas estaban marcadas con un uno en la casilla del encuentro entre el Real Madrid y el Sporting de Gijón porque nadie se pudo imaginar lo que ocurrió en aquel estadio una bonita tarde de abril en la capital del país.
El Sporting de Gijón supo detener los ataques constantes del Real Madrid durante los 90 minutos que duró el encuentro, pero el momento mágico e inolvidable para los rojiblancos llegó a falta de 12 minutos para el final del partido. La jugada comenzó en Alberto Lora, el lateral recorrió el campo de derecha a izquierda para cederle el balón a José Ángel. El zurdo tocó de primeras para asistir a De las Cuevas y a partir de ahí el lateral, el media punta y Nacho Cases obraron el milagro. Después de dos paredes, Cases dejó el balón en la frontal del área donde Sangoy amagó con el cuerpo para dejar en una cómoda posición a Migue de las Cuevas. El alicantino esperó al momento preciso y con un sutil toque al palo derecho de la portería de Casilla batió al mejor portero del mundo.
El Bernabéu se silenció y dio paso al éxtasis de una "Mareona" que no se creía lo que sus ojos acababan de presenciar. De las Cuevas, Manolo Preciado y el Sporting de Gijón volvió a hacer historia en un estadio tan histórico como es el Santiago Bernabéu. Cuatro años después no hay sportinguista que no recuerde la hazaña cosechada por unos jugadores que esa temporada consiguieron la permanencia en Primera División.