La Mareona, disminuida en su magnitud por la fecha y el horario, se hizo presente en el Wanda Metropolitano. La cita, en un escenario majestuoso, mereció el esfuerzo de los aficionados del Sporting de Gijón, no en el resultado, pero sí por la posibilidad de disfrutar de un recinto de Champions que, con el presente que les ha tocado vivir sólo pueden visitar jugando en Segunda.
Cerca del millar de seguidores rojiblancos vivieron la derrota, una más como visitante, de los hombres de Rubén Baraja. Las colas antes del inicio del encuentro hacían presagiar que los cálculos iniciales se quedaban cortos. Justo lo contrario que las ilusiones puestas en el equipo. Más de mil aficionados animaron sin descanso a los suyos.
La acústica del coliseo Atlético, circunstancialmente majariego, facilitaba que se sintiera el rugir de gargantas llegadas desde de Asturias. La diáspora sportinguista también se hizo presente. El tanto local enmudeció a los rojiblancos al borde del descanso, el intermedio sirvió para recobrar fuerzas.
Las prestaciones de los jugadores sportinguistas y la sustitución de Djurdjevic propiciaron que se escuchara el malestar de La Mareona. El 'Pipo vete ya' sonó por primera vez en la etapa del técnico vallisoletano. El segundo tanto local fue una nueva losa.
El tanto de Carmona insufló nuevos ánimos en pos de salvar al menos un punto. Sin suerte. El pitido final cerró una nueva jornada viajera. Una nueva decepción para los seguidores rojiblancos que pese a las pobres prestaciones de los suyos prometen volver a estar presentes en la siguiente cita. Todo por unos colores.