Un punto de protagonismo para el árbitro
El Sporting del Gijón sumó un punto en su visita a La Rosaleda, pero perfectamente pudieron haber sido más. Los rojiblancos no pudieron sumar su quinto triunfo consecutivo en un encuentro en el que el colegiado Pizarro Gómez tuvo una importante cuota de protagonismo. La polémica rodea a varias de sus decisiones.
Diez cartulinas amarillas, dos tarjetas rojas, un penalti señalado, otro que se pudo quedar en el limbo. Fue una noche de arduo trabajo para el árbitro madrileño encargado de impartir justicia sobre el terreno de juego malagueño. Los rojiblancos emprenderán regreso a Asturias con un punto de sabor agridulce y la baja asegurada de Pablo Pérez. El canterano protagonizó la jugada que cambió el rumbo del encuentro.
Pizarro Gómez estuvo excesivamente riguroso a la hora de mostrar el camino de la ducha al gijonés. La amarilla parecía castigo más que suficiente para una entrada en la medular con la que buscaba parar una jugada de ataque de los locales. Pablo Pérez derribaba a Ontiveros y el árbitro ponía en jaque los tres puntos que en ese momento sumaban los rojiblancos.
Si el colegiado no dudó en la expulsión tampoco lo hizo en el claro penalti cometido sobre Cristian Salvador y que servía para abrir el marcador. Sin embargo, pudo haber señalado una pena máxima más, en este caso sobre Álex Alegría. El central blanquiazul, Luis Hernández, chocaba dentro del área con el atacante rojiblanco que se desplomaba en el área. Una polémica jugada que pudo haber servido para aumentar la ventaja.