Pese a que la complicada situación provocada por el coronavirus esté dejando gestos solidarios entre los ciudadanos, no todo el mundo, por desgracia, actúa de la misma forma. Una vecina de Avilés, que trabaja en el HUCA, ha sufrido en sus carnes todo lo contrario: amenazas de sus vecinos por temor a que les contagie en la comunidad. Tanto que un día se encontró con la puerta de su casa rota a base de golpes.
Tal y como publica El Comercio, Tina Rodríguez, una vecina de Avilés que trabaja en el laboratorio del HUCA, ha pasado un mal trago en su propia comunidad de vecinos y todo por su trabajo.
Uno de ellos decidió llamar a la Policía Local para denunciarla por moverse por el edificio. Esta mujer, que tiene dos pisos en el edificio donde vive, subió al séptimo para así poder guardas grandes compras de alimentación, puesto que vive sola y es persona de riesgo y no puede salir todos los días. Ella vive en la cuarta planta y tiene un hijo que reside fuera del domicilio familiar.
Tras ser denunciada por subir a su casa de tres plantes más arriba, una patrulla de agentes le explicó que se exponía a una multa de 600 euros.
Pero ante la duda, preguntó y se puso en contacto con la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Local, que le dieron la razón, por lo que continuó subiendo al piso.
Un día escuchó gritos en el bloque y porrazos, pero no le prestó atención hasta que unos días después subió a su casa y se encontró la puerta destrozada: "Le habían dado un gran golpe rompiendo el premarco y el marco".
Un lamentable episodio que ha tenido que sufrir esta trabajadora de hospital por el miedo injustificado de sus vecinos al contagio por coronavirus, pues ella misma explica que toma todas las precauciones necesarias.