Marcelino y la presión añadida de dirigir a su Sporting: "Es mi mayor desilusión"
No son pocos los entrenadores de élite que, en su etapa como futbolistas, dieron sus primeros pasos en Mareo y en el primer equipo del Sporting de Gijón. Por palmarés, el que más ha destacado es, sin lugar a dudas, Luis Enrique. Pero tampoco hay que desdeñar el currículum de Abelardo Fernández o de Marcelino García Toral.
El de Careñes, ahora sin equipo y que nunca ha ocultado su deseo de regresar a la que fue su casa, ha sido el protagonista de la segunda entrega del programa 'El Míster' de Movistar Plus. De la mano de Álvaro Benito ha repasado su ya extensa trayectoria como entrenador: desde sus inicios en el Lealtad de Villaviciosa hasta su última etapa en el Athletic Club. Como no podía ser de otra forma, también ha tenido tiempo para rememorar su paso por El Molinón.
Y es que, en la que fue su primera experiencia en el fútbol profesional, a punto estuvo de lograr el ascenso a la máxima categoría. Una espinita que parece habérsele quedado clavada.
"Como entrenador, es mi mayor desilusión. Tenía una presión añadida: por una obligación que sientes contigo mismo y con todo lo que te rodea. Por mi forma de ser, sería difícil aislarme de esa obligación. O imposible", asegura.
El partido del Sporting que le convirtió en entrenador
Durante su etapa como futbolista, Marcelino tuvo la fortuna de jugar en un Sporting que era un asiduo en las competiciones europeas. De hecho, fue la mítica eliminatoria contra el Milán de Arrigo Sacchi de la temporada 1987/1988 la que encendió en él la chispa de pasarse a los banquillos.
"Desde fuera la percepción visual era que era un equipo magnífico. Y desde dentro, como rival, sentía una impotencia... Me movía para un lado y para otro y no encontraba un sitio para recibir el balón", admite.