La racha de cinco partidos sin conocer la derrota del Real Sporting llegó a su fin con un partido en el que volvió a repetir algunos errores que ya parecían superados, olvidados y casi que enterrados. Menos mal que la permanencia ya está prácticamente asegurada después de la derrota de la Ponferradina en Andorra.
Si ante el Alavés la sensación que me quedó es que Ramírez debe de aprovechar esta recta final de la temporada para afianzar su idea de cara a la próxima temporada, el partido de este sábado me deja bastantes dudas y creo que el canario puede aprovechar estos cinco partidos que quedan -cuatro si quitamos el derbi, en el que hay que jugar sobre seguro- para probar otras ideas, esquemas y busque más alternativas.
No fue una derrota tan estrepitosa como la del Mirandés en El Molinón, ni mucho menos, pero se vio a un equipo muy endeble en su área y que apenas probó a un Cartagena que no era sólido defensivamente. Y parte de culpa en esto tuvo la expulsión de Jonathan Varane cuando ni siquiera se había cumplido el minuto 20 de partido. El centrocampista francés protestó airadamente una tarjeta amarilla que vio tras cortar una contra de Jairo Izquierdo. Una acción que deja bastantes dudas, pero en la que el francés debió de tener algo más de cabeza fría. Esperemos que esta expulsión le sirva como escarmiento, porque es un futbolista que ha demostrado ser bastante maduro sobre el terreno de juego.
Pero esto no explica lo mal que estuvo la defensa en los goles de Poveda y Ortuño, prácticamente consecutivos y que fueron dos jarros de agua fría para un equipo que empezó bien, pero se deshizo a medida que pasaban los minutos. El Cartagena le quitó el balón al Sporting y lo desactivó completamente.
El tanto de Pablo Insua al borde del descanso tras una acción a balón parado evidenció que el equipo blanquinegro sufre mucho atrás, y por eso era inexplicable que ni siquiera hubieran probado a Aarón Escandell. Tan solo Pedro Díaz lo había intentado, desde lejísimos, y en los primeros compases del encuentro.
En el segundo tiempo, en cambio, el Sporting sí que se mostró algo mejor y, especialmente, más seguro en defensa. Tuvo más el balón y hasta pudieron empatar después de un remate de Otero que golpeó en el travesaño.
Pero faltó ese arrebato, ese momento de soltarse la melena y buscar el empate casi a la desesperada. Y eso que Ramírez, en los minutos finales, optó por meter a Campuzano, Jordan Carrillo y Aitor García. Quizás tendrían que haber entrado antes, incluso tras el descanso, habida cuenta de que no había nada que perder y que ya estaban con uno menos tras la expulsión de Varane.
Este partido quedará como un nubarrón que empaña la buena trayectoria reciente de un Sporting que parece tener la fórmula que quiere el técnico canario, que deberá seguir haciendo experimentos en su particular laboratorio hasta dar con lo que busca.
JOSE MANUEL SIMON....no camparto absolutamente nada de lo que usted espone aqui... creeo que se equiboca absolutamente en todo