El Real Sporting llegaba con dudas al partido ante el Mirandés y se esfumaron por completo en apenas 40 minutos. Eso fue lo que necesitaron los de Miguel Ángel Ramírez para pasar por encima de su rival. No fue mucho antes porque Luis López, portero jabato, fue el más destacado de los suyos pese a la goleada.
Y eso que todo comenzó con un mano a mano errado por parte de Djuka, pero los rojiblancos no dudaron. El Sporting de Ramírez protagonizó ese fútbol de ataque, vertical y valiente que sí encaja en esa propuesta que pregona el Sporting de Ramírez y de la que por fin pudieron disfrutar los sportinguistas.
Tres goles, como tres soles, que diría aquel. Si cada vez es más complicado ver tantos de bella factura en un fútbol tan analizado y con tan poco margen de sorpresa, imagínense tres y a cada cual mejor. De falta directa, tras una acción técnica de muchos quilates o zambombazos que revientan las redes. Al gusto del consumidor, a la carta. Así ofrecieron Juan Otero, Djuka y Gaspar Campos sus obras de arte a los presentes en el templo rojiblanco.
Fiesta en El Molinón, no es para menos, pero toca echarla al suelo. Del pesimismo de Valladolid a la ilusión desbordada tras la goleada al Mirandés. Aún queda un mundo en una de las categorías más disputadas e imprevisibles del panorama europeo, pero una cosa está clara: este es el Real Sporting que quiere su gente.