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De la euforia de Laporta a la emoción de la árbitra: el Barça arrasa en la Supercopa de España

De la euforia de Laporta a la emoción de la árbitra: el Barça arrasa en la Supercopa de España
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La final de la Supercopa de España femenina no tuvo ningún misterio. La superioridad del Barça quitó la emoción a un encuentro que debería ser la fiesta del fútbol español, pero se convirtió en un paseo para las de Jonatan Giráldez. El Levante cayó por 7 a 0 en el Estadio de Butarque.

Joan Laporta no se quiso perder la victoria de la sección femenina del Barça. El presidente del equipo bajó al césped del feudo del CD Leganés al término de los 90 minutos para celebrar con las jugadoras el título y felicitarlas por la goleada. Se dio un auténtico baño de masas, saludando a los aficionados que se acercaron al estadio madrileño y firmando banderas, bufandas y camisetas del equipo barcelonés.

Laporta recoge una camiseta del Barça tras la final de la Supercopa

De la cara de felicidad de Laporta a la emoción de Olatz Rivera

Olatz Rivera fue la colegiada encargada de impartir justicia en el encuentro que determinaba al supercampeón de España. La vasca se mostró muy emocionada en los actos de entrega de medallas después del encuentro.

Su felicidad por haber dirigido un encuentro de tal calibre, a pesar de que la dificultad que entrañó no fue elevada, se veía reflejada en su rostro en el estadio pepinero. Comentó con sus compañeras el encuentro y aplaudió al equipo campeón después de recibir su recuerdo como árbitra de la final.

Olatz Rivera, emocionada tras la final de la Supercopa femenina

La superioridad del Barça en el fútbol español

El técnico del Levante compareció ante los medios disgustado por el resultado obtenido y manifestó que ese resultado no le “hace bien al fútbol femenino”. Coincidían con él, en cierta manera, las propias jugadoras del FC Barcelona. Cata Coll entonaba un discurso parecido y deseaba que “algún día fuera más competido todo”.

Incluso los aficionados que acudieron al campo del sur de Madrid reconocían que la enorme diferencia de nivel se volvía “un poco aburrido a veces”.

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