Las leyes que oprimen a las mujeres en Arabia Saudí, escenario de la Supercopa de España

La Supercopa de España se ha celebrado un año más en Yeda, la capital de Arabia Saudí, como lleva ocurriendo desde el año 2020. La polémica por llevarse un torneo nacional lejos de nuestras fronteras está servida, alimentada, además, por la poca apertura social que tiene el país de Oriente Medio, en el que las mujeres, en pleno siglo XXI, siguen siendo muy discriminadas.

Una de las premisas con las que la RFEF se llevaba este título a Arabia era ayudar a la sociedad saudí a evolucionar, a occidentalizar una cultura muy arraigada en el pasado. Pero a la vista está que la cosa no ha cambiado mucho.

Y lejos de rendirse, los organizadores de la Supercopa planean ya extender el acuerdo para disputar allí el primer título del año hasta el 2034. E incluso, como pronunció Rafael Louzán el pasado domingo en la final de la edición de este año, ya se piensa en llevar también la competición femenina.

“Estamos trabajando también en que quieren desarrollar aquí el fútbol femenino. ¿Por qué no una Supercopa de España femenina en Arabia Saudí?”, se preguntaba el presidente de máximo estamento futbolístico de nuestro país.

Las mujeres siguen discriminadas en Arabia Saudí

Resulta irónico querer llevar un torneo femenino a un país en el que las mujeres siguen estando oprimidas por la sociedad y las leyes. Y es que las normativas del país árabe siguen relegando al sexo femenino a un plano muy secundario y, siempre, supeditado al de un hombre, bien sea su padre, su marido o su 'tutor'.

En 2018, las mujeres saudís comenzaron a poder conducir, lo que parecía un inicio de la obtención de derechos. Pero, desgraciadamente, no quedó más que en un conato y todavía no pueden siquiera realizarse una intervención médica o salir del país sin el consentimiento de un hombre.

A continuación, algunas de las leyes que perviven en Arabia Saudí que discriminan a las mujeres, como recoge Amnistía Internacional en su página web:

Libre tránsito por espacios públicos

Pese a que en los últimos años se haya logrado algún pequeño avance en este sentido, las mujeres siguen encontrando dificultades para disfrutar libremente por espacios públicos. Bancos, universidades o espacios públicos tienen entradas diferenciadas para ambos sexos. E incluso el transporte público o las zonas de ocio, tales como piscinas, playa, parques o gimnasios, cuentan con zonas separadas para hombres y mujeres.

Tampoco pueden mezclarse por la calle con hombres que no sean de su propia familia. Y si lo hacen, pueden acabar en la cárcel.

Libertad para vestir

En Arabia Saudí, las mujeres siguen teniendo que vestir con una 'abaya', una túnica larga negra que cubra desde el cuello hasta los tobillos, y un velo que tape la cabeza y el pelo, dejando solamente al descubierto el rostro.

Las mujeres tienen prohibido exhibir ninguna parte de su cuerpo en público, así como no mostrar su identidad. Y todo ello está vigilado por la policía religiosa, la 'mutawa'.

En este aspecto, también se ha contemplado una ligerísima evolución en los últimos años, pues algunas se han atrevido a 'modernizar' su vestimenta apostando por una versión más colorida o deportiva.

Casarse y divorciarse libremente

En el país de Oriente Medio, las mujeres aún no pueden casarse o elegir pareja libremente. Es su padre, o 'tutor', quien debe aprobar la relación y, en muchos casos, todavía se producen matrimonios concertados.

Tampoco pueden divorciarse sin la aprobación de su marido -al revés, sí es legal, aunque desde hace un año, los hombres tienen la obligación de notificar por mensaje de texto su voluntad de separación, para que, al menos, su pareja esté informada de ello-.