Ni ni el diluvio que cayó durante la madrugada del sábado al domingo, ni el agua que le siguió a lo largo de todo este domingo ha podido con el césped de Mestalla. El terreno de juego ha aguantado perfectamente un partido intenso y de mucha brega y no ha llegado a levantarse en ningún momento.
Los jardineros del Valencia estuvieron muy encima de él y tanto después del calentamiento como en el descanso estuvieron trabajando con él, sobre todo en las juntas de los tepes que era donde más problemas podía encontrarse. El examen era de los peliagudos porque llovió mucho y eso pudo poner en problemas a una hierba recién trasplantada. El césped pasó el examen del agua y también el de Xavi Hernández porque el capitán del Barcelona siempre que ha jugado en Mestalla ha tenido en la hierba como una buena excusa para decir que estaba muy seca, demasiado alta o incluso irregular.
Tras la victoria Xavi no se acordó del césped porque en realidad aguantó de lo lindo. El verde dio toda una lección de pundonor aunque es verdad que se llevó un duro castigo porque estaba muy blando, se vieron agujeros que los jardineros trataron de tapar al final del choque. Varios técnicos de Royalverd también estuvieron observando el estado del terreno de juego. El Valencia logró con cuidados intensivos desde primera hora del día dejar un terreno de juego que no fue una excusa para ningún jugador.