Álvaro Negredo vive sus primeros meses como valencianista. Unos meses intensos, no solo por la llegada in extremis de su fichaje por el conjunto de Mestalla a última hora del plazo de inscripción de fichajes, si no también por unos primeros meses complicados por su lesión. Ahora, ya recuperado, busca el gol, su forma de vida para demostrar el por qué de la importante apuesta que realizó el Valencia CF. El delantero repasó estas y más cuestiones en los micrófonos de Onda Cero Valencia.
Como buen delantero, Negredo vive de los goles. De momento, solo lleva tres en la Liga, el último para darle la victoria a su equipo. En total, el Valencia ha sumado siete puntos con sus tantos, pero el delantero quiere marcar más tantos. Muchos más.
"Hay momentos en los que no generas ocasiones o no te llega el balón. Sin centros no puedes hacer nada. Cuando los compañeros te buscan, sí te entran más ganas de marcar, porque ves como generas ocasiones y no llegan goles. Los delanteros vivimos del gol y al final es lo que nos da de comer. Nos han traído para eso, al menos a mí. Estamos aquí para hacer goles. Se nos va a pedir y exigir eso. Yo quiero aportar en muchos momentos de juego y hacer goles, que es con lo que me siento feliz y satisfecho. Un delantero que te diga que se va a casa feliz sin marcar, miente. Llámalo obsesión o como quieras".
Y es que el trabajo extra que está aportando Negredo, no es suficiente para el ariete: "Es muy bonito aguantar balones, pero yo quiero hacer goles. Si te digo lo contrario, miento. Intento exigirme a mí y a mis compañeros en muchos momentos para crecer. Yo entro al vestuario y no me verás ninguna mala cara a un compañeros, porque cada uno lo hace lo mejor que puede. Hay partidos, como la victoria ante el Real Madrid, que no marcas y ganas y te vas feliz. Pero si el equipo vence 3-0 y no has marcado... yo no me quedo contento".
Sobre su fichaje sobre la campana, ahora Negredo sonríe, pero relata que lo pasó mal hasta el último momento: "Faltaron solo siete segundos. Menos siete segundos para finalizar el plazo de inscripción y entró el fax. Tenía la maleta preparada desde por la mañana pero el tira y afloja de la negociación se alargaba. Estaba en un hotel y a las doce menos cuarto o menos veinte fuimos volando con el coche hacia el estadio porque no iba el fax del hotel. Dejo a mi representante y me voy. No sabía nada. A las doce y 30 segundos me llamó mi representante y me dijo que había entrado el fax. Yo estaba cagado, sinceramente. Fue todo una locura. Por segundo, pero el fax entró".