Tras la cumbre que ha tenido lugar estos días en Singapur entre el propietario del Valencia CF, Peter Lim, y las fuerzas vivas del club como son la presidenta Layhoon Chan, el director deportivo, Suso García Pitarch y el técnico Cesare Prandelli, todo hace indicar a que da comienzo un nuevo escenario en el club valencianista en el que se abre la puerta a las incorporaciones como principal solución para grave crisis deportiva que sufre el conjunto de Mestalla.
Cesare Prandelli regresa de Singapur con plena de capacidad de decisión sobre todos los asuntos que afectan a la parcela deportiva. La marcha del grupo es su competencia y desde ahora, también entra en las decisiones que afectan a las altas y bajas en el equipo de cara al mercado inminente de invierno. La gestión de vestuario por parte del italiano es el principal argumento al que se aferra tanto el club como el valencianismo en su conjunto para salir adelante. Y en esa toma de decisiones de Prandelli, se avecina toda una revolución que modifique sustancialmente en enero la plantilla de que dispone. El equipo necesita diversas incorporaciones y dar salida a varios futbolistas que el técnico considera no merecen estar en el equipo por falta de implicación como señaló el pasado viernes en sala de prensa o pueden ser prescindibles pese a ser importantes a día de hoy. La gestión de vestuario por parte del italiano es el principal argumento al que se aferra tanto el club como el valencianismo en su conjunto para salir adelante
En este sentido se avecina un mercado de invierno muy movido a orillas del Turia y por ello, vuelve a la memoria la última vez en la que el Valencia CF sufrió toda una metamorfósis radical a mitad de temporada. Concretamente, se trata de enero de 2014 cuando Joaquín Pérez Rufete llevó a cabo toda una criba y la consiguiente contratación de varios futbolistas para estrenar su cargo de Manager General Deportivo.
En aquella ocasión, el equipo también navegaba a la deriva inmerso en un mar de mediocridad, aunque la situación no era tan grave como la presente. De la mano de Rufete, abandonaron el barco valencianista varios jugadores que no acababan de rendir como Dorlan Pabón, Hélder Postiga y otros como Rami, Guardado, Canales y Banega pusieron fin a su periplo valencianista. Muchos de ellos fueron traspasados y otros lo hicieron cedidos poniendo las bases para una marcha definitiva posterior del club de Mestalla. Rufete tuvo que desarrollar toda una estrategia de mercado para soltar lastre y dejar hueco para nuevos jugadores cuyo objetivo era incrementar las prestaciones competitivas de un equipo ya liderado por Pizzi que sustituyó a Djukic en el banquillo.
Ante lo complicado de la empresa, Rufete tuvo que esperar a los últimos instantes del mercado para acometer varias de las operaciones. Aquel mes de enero llegaron al Valencia CF, Eduardo vargas, Vinícius Araújo, Seydou Keita y Philippe Senderos. También se firmó a Nico Otamendi, sin embargo, el argentino se tuvo que marchar a la liga brasileña pues el cupo de extracomunitarios ya esta completo en la plantilla valencianista. Además, también se incorporó al equipo Ruben Vezo que llevaba ya algunos meses trabajando con sus nuevo compañeros y Paco Alcácer pasó del ostracismo a tener una importancia capital en la delantera de Pizza.
A la finalización de aquel mercado de invierno, jornada 21, el Valencia era décimo en Liga con 25 puntos y esperaba al Dynamo de Kiev en los 1/16 de final de la Europa League. Ahora, el Valencia CF registra peores números y sensaciones mucho más negativas. El equipo necesita una revolución como aquella pero la duda surge al plantearse hasta dónde estará el club dispuesto a llegar o más bien, hasta dónde estará Lim dispuesto a llegar.