El Valencia CF, como viene ya siendo una tradición desde hace unas temporadas, ha aprovechado el parón de selecciones para cambiar el césped de Mestalla. El estadio presenta en la actualidad un aspecto desolador, pues los jardineros han rastrillado la superficie y lo han cortado al ras para que nazca de nuevo la hierba original con la que el recinto aguantará hasta el mes de mayo.
Técnicamente el Valencia no ha cambiado el césped, simplemente ha rastrillado y cortado al rasos la hierba que tenía -de una variedad tropical que aguanta el calor y la humedad de Valencia- para dejar que el ray grass (otro tipo de hierba) latente, dormido en el subsuelo del estadio, y que aguanta mejor el frío y las temperaturas invernales, vuelva a crecer y sea sobre el que jueguen los futbolistas a partir del encuentro del 21 de octubre contra el Sevilla.
El Valencia siempre aprovecha el parón de selecciones porque tiene, como mínimo, quince días para hacer toda la operación. En este caso, gracias al calendario, son 21 los días entre el último partido y el siguiente, tiempo más que de sobra para sustituir una hierba por otra.
El club utiliza desde hace unos años este sistema -híbrido natural- porque la humedad y el calor que se acumulan en el recinto no facilitan que la modalidad ray grass sobreviva en verano. De ahí, que el club opte por otra variedad tropical que es la que cambiará a finales de la primavera que viene y que será con la que pase el verano y comience la temporada.
Estas semanas atrás el Valencia CF ha estado entrenando en otro campo distinto al habitual (el anexo al Antonio Puchades). El motivo no era otro que el cambio de césped en el terreno dónde trabaja el primer equipo. Los responsables de instalaciones del club, con la aprobación de Marcelino, quieren que los futbolistas entrenen en la misma superficie dónde después van a jugar los partidos.