El Valencia CF sumó ante el Espanyol de Barcelona una nueva victoria, la quinta consecutiva, que le permite acabar la jornada como tercer clasificado en la Liga por delante del Madrid, a tres puntos del Atlético y ya con la Champions League casi en el bolsillo. Los de Marcelino, en otro buen partido, fueron muy superiores a los de Quique, ausente hoy por un virus, a pesar de que únicamente se llevaron los tres puntos gracias al gol tempranero de Rodrigo Moreno en la primera mitad. El equipo se hizo acreedor de más goles, pero esta vez faltó el acierto de otras jornadas.
Tras el susto inicial en que el Gerard Moreno marcó un gol anulado por un justísimo fuera de juego, el Valencia y el público se entonó. Tanto es así que en el minuto seis Guedes se inventó una jugada espectacular, sentó a Marc Navarro, y puso un centro medido a Rodrigo que, llegando desde atrás, marcó de cabeza el 1-0.
El Espanyol quiso meterse en el partido y apretó tímidamente en busca de Gerard Moreno, quien de cabeza forzó una intervención de Neto, nada comparable con el zambombazo que se sacó Kondogbia desde la frontal inmediatamente después. Ese disparo si que hizo que Pau López protagonizara el vuelo de la noche en Mestalla. Más se iba a tener que emplear el meta catalán, porque el Valencia estaba como toda la temporada, en plan insultante. Bueno, ya saben, desarrollando ese juego que le ha llevado a ser tercero.
Y es que, cuando el Valencia mete una marcha más es casi invencible. Carlos Soler por una banda, Guedes por la otra, Parejo y Kondogbia lanzando el juego y Rodrigo y Zaza lanzados como caníbales hacia el gol. Ante el Espanyol, tras el arreón inicial, reposó en busca de fuerzas, pero cuando arrancó de nuevo al filo de la media hora, volvió a crear ocasiones claras de gol. Lástima que el remate final de Guedes tras un brillante autopase y una asistencia de Parejo se fuera por alto. El portugués, a la jugada siguiente, probaría suerte desde fuera del área.
Más lejos que Guedes, fue el tiro de Montoya quien, desde 30 metros, se sumó a la fiesta con un obús que buscaba la escuadra y que forzó el enésimo paradón de Pau López. Cada minuto era una ocasión, aunque ninguna tan clara como la de Zaza que, en el 35, sólo ante el meta periquito no pudo lograr el segundo gol.
Antes del descanso, y como el Valencia no materializó ninguna de sus múltiples ocasiones, de nuevo el Espanyol puso el ay en la grada.
Tras el paso por vestuarios la tónica cambió poco. El Valencia dominaba, tenía el balón y el Espanyol esperaba agazapado alguna contra. Antes, eso sí, Rodrigo pudo y debió ampliar la renta de los valencianistas. Su cabezazo, esta vez a centro de Carlos Soler, se fue desviado al lado del poste.
Era increíble, porque el Valencia rondaba constantemente el área de Pau López pero no encontraba el premio de un segundo gol. Cuando no fallaba el último pase, el desacierto estaba en el remate. Se mascaba el gol de la tranquilidad, pero éste no llegaba. Zaza malogró una buena ocasión en el 70', Rodrigo pecó de individualista, pero nadie puede reprocharle nada al hispano-brasileño con la temporada que está realizando.
Marcelino se desesperaba en la banda y como el cansancio empezaba a pasar factura, el asturiano utilizó en el 78 el recurso que mejor le ha ido esta temporada: sacar a Mina por Zaza. Poco después sería Guedes el que, fundido, dejaría su puesto a Andreas Pereira. Ferran Torres por Carlos Soler cerraría el tridente de cambios poco antes del final.
Sin embargo, como el gol no llegaba, el Valencia y su parroquia sufrían en cada aproximación catalana aunque estas revistieran poco peligro. El balón, por ejemplo, se paseó por el área de Neto en el 86 y Mestalla enmudeció para después gritar con más rabia pidiendo a los suyos que espabilaran. Acabar terceros mola y nadie quería disgustos innecesarios. Al final, el gol de Rodrigo fue suficiente para que el Valencia le dijera al Madrid: "Apártate tú que ya me pongo yo".
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