Marcelino ya lo dejó claro hace algunas semanas. No hay debate. Si Dani Parejo está bien, juega en el centro del campo y Carlos Soler tendrá que hacerlo pegado a la banda. Este sábado, sin Kondogia ni el de Coslada, Carlos Soler tuvo una nueva oportunidad de demostrar de qué pasta está hecho para liderar al conjunto valencianista desde el centro del campo.
Solventar la papeleta no era fácil ni mucho menos, sobre todo teniendo en cuenta la presión ejercida por Granell y Timor por un lado y Stuani y Lozano por el otro. Aún así, Carlos Soler dio la cara y fue de lo mejor del Valencia CF en Montilivi. El canterano formó pareja con Maksimovic y fue una referencia en todo momento para sus compañeros a la hora de ofrecerse para ser apoyo y dar salida de balón. Concedió criterio al equipo con la posesión del balón y otorgó equilibrio en las transiciones.
Asumió una gran responsabilidad ofreciéndose constantemente e incluso se excedió en alguna ocasión en tareas defensivas y se llevó una amonestación.
Una de las caractarísticas que definen el juego de Carlos Soler es su capacidad de llegar con peligro al área contraria. Esta virtud se hizo evidente en una de las mejores acciones de que dispuso el Valencia CF. Carlos Soler tras deshacerse de la presión en el centro del campo, cargó el ataque en la banda zurda donde esperaba Simone Zaza quien retrasó el cuero con un pase raso al interior del área donde llegaba desde atrás el propio Carlos Soler que remató al primer toque. Desafortunadamente para los intereses valencianistas, la posición de uno de los centrales del Girona fue acertada y el zaguero consiguió tapar el remate que quedó en nada.
Fue una verdadera lástima lo que ocurrió en el 68'. Carlos Soler volvió a llegar al área local y con todo a favor para marcar el segundo gol del Valencia CF, incomprensiblemente erró. Tras un contragolpe de libro, Carlos Soler se quedó solo ante el portero y envió el cuero fuera cuando estaba sólo ante el meta del Girona.