Sergio Morro
Valencia, 20 sep .- "Cuando Parejo está a su mejor nivel somos mejor equipo" aseguraba el entrenador del Valencia, Marcelino García Toral en rueda de prensa tras el varapalo de la derrota ante el Juventus en la Liga de Campeones (0-2).
Esta sencilla afirmación explica el mal arranque del equipo valenciano en la presente campaña.
El capitán es el engranaje que hace rodar la maquinaria del juego del Valencia, pero sus flojas actuaciones en los primeros partidos de la temporada han provocado que el equipo de Marcelino no termine de arrancar y desprenda unas sensaciones muy diferentes a las de la pasada campaña.
Si hay un futbolista que incida directamente en el juego del Valencia, ese es Parejo. Lo fue ya en las últimas campañas pero especialmente en la última, donde encontró en Geoffrey Kondogbia una pareja de baile perfecta para componer un doble pivote que en Mestalla no se recordaba desde la época de David Albelda y Rubén Baraja.
Las lesiones en el tobillo del centrocampista francés han dejado a Parejo huérfano en la medular y han puesto más aún el foco en el bajo rendimiento del jugador de Coslada.
Anoche, en una de esas grandes citas en la carrera de un jugador, con el regreso del Valencia a la Liga de Campeones en Mestalla y ante un rival de la talla del Juventus, Parejo no solo no dio el golpe encima de la mesa que se esperaba sino que por momentos recordó al jugador blando, sin chispa y perdido de sus primeros años como valencianista.
Los penaltis, aunque anecdóticos, fueron un fiel reflejo de su actuación. Su excompañero Cancelo estuvo más vivo y provocó que el madrileño cometiera un penalti que abriría la puerta de la victoria al equipo italiano y, en el tiempo de prolongación, falló una pena máxima que, aunque intrascendente, fue un claro signo de que Parejo no está.
El estado de forma del capitán centró buena parte de la rueda de prensa posterior al partido. Marcelino le sigue defendiendo a ultranza.
"Insustituible cuando está a su mejor nivel", decía el técnico asturiano, quien sigue sin confiar en Carlos Soler para jugar en la zona ancha, a pesar de que ayer fue el más activo cuando dejó la banda derecha.
El entrenador reconoció que el equipo de esta campaña no genera muchas ocasiones de gol. Sin el faro de Parejo no hay luz en el juego ofensivo y el Valencia ya no cuenta con un Zaza que haga la guerra en solitario en ataque y saque las castañas del fuego.
A ello hay que sumar el drama que supone para el Valencia recibir centros laterales. Un mal del que ya adoleció la pasada campaña. Por ello se fichó a un lateral alto como Cristiano Piccini y al joven central francés Mouctar Diakhabi. Ni uno ni otro jugaron ante la Juve ni un minuto.
Marcelino insiste en que no está preocupado, pero frases como "esperaba un rendimiento mejor y de forma mas continuada", "todavía no estamos preparados para competir de forma reiterada contra equipos de este nivel" o "hay jugadores que la temporada pasada fueron elementos diferenciales que bien por lesión o diferentes circunstancias no están a su mejor nivel" denotan que sí que hay motivos para ello.
En especial, cuando el calendario se aprieta y los rivales que les esperan son de máxima dificultad.