El Valencia CF no pudo pasar del empate contra Valladolid a pesar de merecer una vez más la victoria. El Valencia-Valladolid se había planteado como un ultimátum para el entrenador después de que el equipo no hubiera conocido la victoria en 2019, y tras innumerables ocasiones y un penalti fallado, el conjunto de Mestalla necesitó que el capitán sacara los galones para lograr el 1-0 en el 70. Cuando todo parecía encaminado para ganar, el Valladolid igualó la contienda en la única ocasión que tuvo en todo el partido.
De inicio no jugó Coquelin, todo y ser la gran novedad en la lista de convocados. El público estaba frío. La grada joven animaba, la banda de música tocaba y el público despertó con la primera ocasión de Carlos Soler que estrelló el balón en la sujección lateral de la portería. A la siguiente, Rodrigo en plancha no acertaría a enganchar un buen centro de Cheryshev.
El Valencia calcaba el guión de cada semana: empezaba mejor que su rival, generaba ocasiones, pero fallaba en los metros finales. Parejo, con la izquierda, golpeó fuera otra gran jugada trenzada por la derecha. Esta película ya la hemos visto, pensaba expectante el respetable y el Valladolid, que agazapado atrás aguardaba para salir a la contra.
Al equipo le faltaba ritmo, verticalidad y claridad en su fútbol. Por eso, casi todo el juego de ataque se estrellaba en la maraña defensiva que los pucelanos montaron en su frontal. El planteamiento de Sergio González y la lógicas precauciones de los de Marcelino consiguieron que en la primera media hora no se jugara a nada o casi nada.
El Valencia maduraba las jugadas, el partido, pero la mala suerte o la falta de acierto se cebaban con los de Marcelino
El Valencia maduraba las jugadas, el partido, pero la mala suerte o la falta de acierto se cebaban con los de Marcelino que, en el 38, en las botas de Cheryshev se podrían haber adelantado ya en el marcador. El remate del ruso se fue cruzado por mucho cuando lo fácil era embocarla. El respetable agradecía el esfuerzo, pero el electrónico no se movió.
Tras el paso por vestuarios, la tónica cambió poco. El Valencia trataba de acercarse con más corazón que cabeza y, en una de esas, Mina le sacó un penalti a Calero. En el día de los valientes, Rodrigo dio un paso al frente, pidió la pena máxima y la falló. El rechace posterior de Masip fue rematado por Mina y el meta catalán volvío a pararla. ¡Qué desgracia! Mestalla no se lo podía creer y apretaba para tirar del equipo. Marcelino llamó a Coquelin y sentó a Rodrigo.
En el día de los valientes, Rodrigo dio un paso al frente, pidió la pena máxima y la falló.
El equipo incrementó sus revoluciones y empezó a acumular ocasiones de gol. Mina, de cabeza, marró fuera una que parecía cantada. Se lamentaba él y los 36912 espectadores presentes.
La presión empezaba a pasar factura y los valencianistas casi se amontonaban en busca del gol. Rodrigo, esta vez de cabeza, remataba desviado un buen centro de Soler. A puerta vacía era Mina el que no acertaba a embocarla. Mestalla, entre desesperado e incrédulo, aplaudía a rabiar. Lo nunca visto.
Danie Parejo, enloquecido como nunca celebraba el 1-0. En el 70 esta vez el Valencia sí acertaba. Un centro medido de Carlos Soler y el capitán enchufaba un cañonazo imparable desde el punto de penalti. El de Coslada, implicado como pocos, se abrazaba a Marcelino. Mestalla respiró, Marcelino respiró, el público se quitó el peso de encima y el Valencia se lanzó a certificar una nueva victoria. Pero como a perro flaco todo son pulgas, el Valladolid empataría en la única ocasión que tuvo.
Así, cuando todo parecía predestinado para que el Valencia ganara, Rubén Alcaraz se sacó un derechazo de falta directa que se coló por la escuadra. Mestalla no daba crédito y no tuvo más remedio que aplaudir el misil. El Valladolid había empatado (con un golazo de falta) en la única ocasión de todo el partido. Kang In salió por Cheryshev, muy silbado, a la desesperada.
Aún tendría un córner más el Valencia para ganar, pero está claro que este Valencia está gafado y se le ha apagado la luz. Otro empate que ni suma, ni resta.