En las películas el 'bueno' mata al 'malo' y el público aplaude. Final feliz y todos a casa contentos. Al mismo tiempo, la ética dirá que matar está mal. La religión dirá que es pecado. Entonces, ¿el 'bueno' es bueno por matar al 'malo' o malo por el simple hecho de matar? Esa dificultad de distinguir el bien del mal con fronteras tan claras como en el cine caracteriza también la etapa de Peter Lim en el Valencia CF.
Los cinco años de Peter Lim en Mestalla han estado marcados por esa dualidad. Un amor-odio ciclotímico. De héroe a villano para volver a ser héroe y después villlano de nuevo. La afición valencianista ha pasado por todos los estados de ánimo respecto al máximo accionista hasta llegar al momento actual en el que existe una división casi total. Unos los ven como un salvador. Otros, como un destructor. Estas son las dos 'versiones' de Peter Lim:
Peter Lim desembarcó en el Valencia CF como un héroe. El club estaba al borde del colapso económico y el singapurense lo rescató adquiriendo la mayoría de las acciones. Se le recibió por todo lo alto, con tifo en Mestalla y los aficionados esperándole en la puerta del estadio.
Se confiaba en que Lim permitiera al Valencia CF acceder al olimpo de los clubes millonarios tipo Manchester City, PSG o Chelsea. No ha sido así, aún así se valora positivamente la gestión económica que ha realizado en estos cinco años. Realizó una ampliación de capital, ha aumentado el presupuesto y ha permitido multiplicar el valor de la plantilla.
A nivel deportivo se han producido altibajos pero se ha logrado la clasificación para la Champions League en tres de las cinco temporadas y se ha levantado un título once años después.
Al margen del día de su llegada, el momento de máxima popularidad de Peter Lim en el Valencia CF fue con el fichaje de Gonçalo Guedes. Gestionó a nivel personal la operación para traerse al portugués y lo acabó logrando a pesar de que en un principio parecía imposible.
La otra visión de Peter Lim es la de sus decisiones incomprensibles. Unas decisiones que han provocado que se gane entre un sector del valencianismo la fama de ser un destructor de proyectos. El punto más bajo de popularidad se ha vivido este verano al desmontar el exitoso trío que formaban Mateu Alemany, Pablo Longoria y Marcelino García Toral.
Uno a uno han ido saliendo del club y el último en marcharse será el director general, quien espera su rescisión en los próximos días. Algunos justifican la decisión, pero nadie comparte las formas. Tampoco se entendieron las salidas de Amadeo Salvo y Rufete, ni las apuestas por Pako Ayestarán o Gary Neville.
El otro punto sombrío de la gestión de Peter Lim es su estrecha relación con Jorge Mendes. Casos como la comisión que recibió el agente portugués en la operación del fichaje de Thierry Rendall Correia.